Encuentros...
¡Buenos
días! ¡Qué bonito se ve el día desde mi ventana! No tengo claro si hará sol o
las nubes ocuparán el cielo, pero hoy me levanto contenta, con muchas alegrías
para digerir. Hay veces que un presentimiento se materializa en una realidad y
es maravilloso saber que puede convertirse en un hecho.
¿Os
ha pasado alguna vez? Ves a dos personas por separado y piensas… ¡Pegan! No
sabes por qué ni cómo, pero las miras y lo sabes. No hablo solo del plano
amoroso, también me refiero a la amistad, a la cercanía, al compañerismo.
Cuando
era jovencita me pasaba con mayor asiduidad que ahora, entonces era una forofa
de los temas esotéricos y buscaba las razones más allá del entendimiento
racional. Sin embargo a medida que crecía me daba cuenta de que en realidad no
es más que observación.
Saber
que hay dos mentes predestinadas a comprenderse no es un don ni nada parecido, es
simplemente una intuición que subyace de la reflexión no consciente.
Es
extraño, pero no insólito. Ya me pasaba de pequeña y normalmente acertaba, aunque
hay veces que lo difícil es juntar a esas dos personas. Las distancias
geográficas o la lejanía de sitios donde se mueven pueden jugar en contra.
Creo
en el amor a primera vista, en el flechazo, en las palpitaciones aceleradas
cuando se acerca una cita con alguien que despierta tu interés. Soy una
romántica con el corazón preparado para ver señales fabulosas que me hacen
feliz. Con mi marido lo supe al cabo de una hora de conocerlo… Fue algo mágico,
llamé a mi madre y le enuncié que acababa de conocer al hombre con el que me
casaría. ¡Solo tenía dieciocho años!
Cinco
años después cumplí esa premonición. Y este año vamos a hacer la mayoría de
edad de casados…
Así
que mi visión del amor sigue siendo idílica, con suspiros ahogados, emociones
palpables, adrenalina a tope y sonrisa bobalicona. Las descripciones de este
sentimiento en mis novelas son parecidas a mi manera de visualizarlo, mis
personajes aman con locura, aunque a veces les cuesta un mundo darse cuenta de
lo que sienten.
A
veces me encanta vivir una historia de amor con la mente, viajando a la piel de
otra persona para vibrar con los primeros encuentros. Creo que estoy en una
fase de escritura con toques de romanticismo, unos que me hacen sonreír con
frecuencia. Quizás por eso me cuesta encontrarle el tono al principio de ELE…
¡Feliz
día! J
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