Nieva...

9:09 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Nieva. Hoy me he levantado a las cuatro de la noche, incapaz de seguir durmiendo más y llevo un par de horas estirada en el sofá, tapada con una manta, leyendo. A ratos he mirado por la ventana cómo caen los copos sin llegar a cuajar, con esa emoción increíble de ver un espectáculo digno de novela. Aunque la idea de salir a la calle no me seduce nada.
Hace poco Red Apple Ediciones me anunció que había firmado un contrato con un distribuidor de libros en papel y que pronto mis libros estarían disponibles en las librerías. Hace un momentito he abierto el ordenador y he descubierto que están disponibles en El Corte Inglés (enlace) y en La Casa del Libro (enlace). No he seguido buscando porque estas dos librerías me parecen increíbles para verlos ahí, esperando a que alguien se decida a comprarlos.


Si alguien los ve en vivo y en directo os agradecería fotos porque son cosas maravillosas que solo pasan una vez en la vida.
Cuando cierro los ojos me veo de nuevo convertida en aquella chiquilla llena de emociones e ilusiones que soñaba con llegar a la cima de sus aspiraciones con facilidad. A veces incluso me permito tener fantasías parecidas, tocar el cielo con mis manos sin moverme del lugar, sintiendo la emoción de conseguir esa imposible meta que me tracé de niña.
Imaginar tiene su recompensa si soy consciente de que solo es un deseo y me permito unos instantes de emoción intensa. No me cuesta vivir otras vidas con la imaginación ni experimentar todo tipo de fantasías durante el rato deseado. Solo necesito reproducir las escenas en mi mente para sentirme transportada en cuerpo y alma a ellas.


Hace años cree un personaje que nunca ha llegado a vuestras manos, Pam Casas. Es una de mis novelas más parecidas, una saga que dejé inconclusa con tres novelas y media escritas. Para darle vida a Pam le cedí un poquito de esa capacidad, aunque en ella la amplifiqué hasta el infinito.
Quizás algún día retome la saga El pentáculo, ya le di una vuelta importante a la primera novela, La Baraja, hace unos meses y sé que esa historia merece ser contada. Aunque ahora tengo demasiadas cosas en la cabeza para centrarme en eso. Si lo hago me obligaría a corregir Oros, seguir con Bastos y terminar las otras últimas novelas. Y ahora me parece un imposible… A pesar de mi inclinación a sacarle la eficiencia al tiempo no me da la vida para tantos proyectos.


Inspiro con fuerza, cierro los ojos y sonrío. ¡Cuánto ha llovido desde que escribí esa novela! Entonces todavía era esa ilusa jovencita llena de ideas imposibles que suspiraba con la emoción de llegar a la cima en cuestión de segundos.
Era bonito en realidad, aunque también doloroso a veces.
Ahora estoy feliz por lo que tengo, disfruto de cada instante, de cada mensaje, de cada venta, de cada interacción con los lectores y mis sonrisas son reales.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

¿Cómo nació Cuando estoy sin ti?

9:09 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! El viernes mandé Mi vida sin ti a la editorial para el último repaso y que en mayo sea un libro a la venta mientras espero con emoción la publicación de Cuando estoy sin ti.  Si nada sale mal la semana que viene se publicará.
De momento puedo compartir con vosotros algunas pequeñas cositas, como la sinopsis oficial.
A veces cuesta un mundo la espera, pero creo que al final valdrá la pena porque ver a mis niños a la venta siempre me llena de ilusiones. Y lo más bonito que me ha aportado publicar ha sido el calor de los lectores, saber que estáis ahí, que a algunas personas les llegan las historias al corazón.
Ahí va la sinopsis:



Kristie ha pasado seis meses en un reformatorio, tras ir de una casa de acogida a otra desde los ocho años.  Necesita encontrar la manera de independizarse del estado para construir su futuro junto a su hermana y olvidarse para siempre su fallida relación con Dennis, el amor de su vida.
Luke tiene una familia con dinero, una vida fácil, las chicas que quiere en su cama y le gusta vivir sin ataduras. Es guitarrista de un grupo que poco a poco conquista la fama y huye del compromiso. Nunca se enamorará.
Conocerse les obligará a cambiar su manera de ver las relaciones y a decidir si se arriesgan a vivir su historia.
¿Puede un mujeriego convencido cambiar su forma de actuar con las chicas? ¿Será capaz Kristie de dejar atrás al amor de su vida para entregarse a Luke? ¿Es un hombre para ella? ¿O acabará por desintegrarle el corazón?



Hoy me he despertado con deseos de compartir el inicio de los agradecimientos de este libro. Para mí lo importante a la hora de dar las gracias es también dejar constancia de cómo una idea se convierte en un libro porque es algo que siempre me pregunto cuando leo, ¿cómo surgió la idea? ¿Cómo llegó a convertirse en una historia? ¿Quién la inspiró?
El inicio de los agradecimientos de Cuando estoy sin ti nos revela esos datos:



Cada vez que empiezo una nueva aventura literaria tengo compañeras al lado que me ayudan a la hora de darle una salida a esa primera idea que suelo plasmar en un chat sin demasiada lógica, solo con las pinceladas necesarias para poner a mi mente a trabajar.
Es un paso difícil muchas veces porque cada historia tiene un alma y una forma distinta de gestarse. La única característica común es la ilusión con la que afronto la tarea y los mil sentimientos impresos en cada situación. Para mí es alucinante sentir cómo los personajes crecen en mi interior y acompañarlos en sus aventuras.
Para empezar a escribir me basta con un título, una banda sonora en Spotify (enlace), un tablero de Pinterest (enlace) que va creciendo con el avance de la trama y una idea a grandes rasgos de lo que quiero escribir. Esa parte quizás es la más difícil de entender cómo sucede. A veces basta mantener una conversación con una amiga para descubrir el hilo conductor de la siguiente historia o ver una película o una serie o simplemente caminar por la calle para tener una idea luminosa.


Cuando estoy sin ti nació de una conversación con Mara en una tarde de charla amena y ausente de intenciones parecidas. Solo hablamos de todo y de nada.
Mientras escribía No puedo vivir sin ti sentía esa especie de dolor sordo al abandonar a los personajes, como si tras tantos meses acompañando a Julia y a Zack en su particular periplo necesitara seguir conectada a ellos de alguna forma. Quizás por eso no encontraba el tono para terminar y fui retrasando esos últimos capítulos expresamente.
Era verano, el calor agradable de esas tardes llenas de luz me llevaron junto al grupo compañeros de mi oficina a uno de nuestros fabulosos after works en una terraza del barrio de Les Corts de Barcelona. Mara se sentó a mi lado con una Coca-Cola y empezamos a hablar sobre mis sentimientos encontrados y mi imposibilidad de terminar la trilogía.
Hay frases de aquellas que no se pueden pronunciar en una situación parecida, esos ¿y si no dejas aquí la historia? ¿Y si empiezas con otra de un secundario? son nocivos para mi intención de no escuchar nuevas ideas. Cada una de esas dos preguntas está llena de connotaciones para mi mente hiperactiva porque tan pronto como salieron de la boca de Mara arraigaron dándole forma al inicio de una historia.


—Debería escribir sobre Swan algún día —le dije—. Pero no todavía… Casi mejor escribo tres novelas más con parejas distintas.
—¿Y qué propones? —insistió en vez de pararme—. Wyatt tiene novio y Austin me gusta muchísimo. A Penny y Ethan no los vas a tocar, son una pareja muy sólida. Swan dices que esperas a otra novela. Podrías seguir con Bryan…
—¡No! ¡Sé que Bryan merecería una historia, pero no puedo escribirla! Es demasiado cercano a Julia.
—Vale, entonces solo te queda Luke.
—Un tío al que le repele el compromiso, chulillo, forrado de pasta, antiguo novio de Julia… —Ahí mi mente ya iba a cuatrocientos por hora—. Podría encontrar su contrapunto con una chica un poco malota de pinta, aunque en realidad no lo sea. Alguien con un interior tierno y un pasado muy doloroso.
—Estaría bien. Podrías encontrarle su media naranja a Luke.
—Ya, pero primero debería acabar la última de la trilogía, ¿no?
—Sí, claro. Esa es la importante ahora.
Le di un largo trago a mi Coca-Cola Zero, me puse en la boca un par de las patatas chips que había sobre la mesa y solté un suspiro.
—Ella podría ser una chica que acaba de salir de un reformatorio. Trabaja en el Maggi’s, vive en una casa de acogida y tiene una hermana más pequeña a la que debe cuidar…
—Suena genial. —Su sonrisa mostraba sin pudor cada uno de sus pensamientos—. ¿Pero no has dicho que primero No puedo vivir sin ti?
—Sí, tienes razón. —Exhalé por la boca de forma sonora—. Solo nos falta un título. Y podríamos empezar a buscar a los protas en Pinterest. ¿Pueden ser los dos rubios?
—¿Sabes que si le pones el título y abres el tablero vas a escribir esa novela, verdad?
—Y debería terminar con la trilogía… Lo sé, pero es tan buena idea…


Tras plantear algunos títulos acabamos eligiendo Cuando estoy sin ti. Y de ahí salió el principio de esta historia. Al día siguiente nos pasamos un rato mirando posibles protagonistas para colgar en Pinterest y supe que estaba perdida. Luke y Kristie ya se habían apoderado de mi alma.
Esa tarde me fui pronto a casa para abrir la hoja en blanco del Word. Puse la fecha en la cabecera y empecé a escribir. Durante un mes compaginé ambas novelas y hacerlo me sirvió para cambiar algunas piezas de la historia de Julia y Zack y para plantear su epílogo con más consistencia. Tenía claro cómo seguir, las hermanas Edward tenían fuerza y estaba pletórica.

Y así una idea acabó convirtiéndose en una historia que ha ido creciendo hasta llenar las hojas del libro que pronto llegará a vuestras manos. Escribir es un acto solitario, pero lleno de emociones.
¡Feliz día! J

0 comentarios:

La amistad

9:00 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! Hablar de amistad es hacerlo de las personas, de sus caracteres diversos, de las mil formas de abordar una misma cuestión según la forma de ser, de la disparidad de reacciones ante una situación concreta.
De niña era diferente, mi mente no pensaba como la mayoría y la sensación de estar fuera de lugar me ahogaba en un mar de ansiedades que solo se escapaban de mí cuando me inventaba historias donde yo era la heroína indiscutible. La capacidad de sentir cada uno de los giros como si estuviera sucediendo me ayudaban a soñar despierta, a aislarme del mundo que me rodeaba, a aprender a convivir con esos personajes que me apresaban el alma a pesar de ser parte de mi imaginación.


La lectura fue uno de mis más preciados descubrimientos. A través de las páginas de los libros encontraba a sustitutos para ayudarme a seguir adelante, amigos imaginarios que me acompañaban en todo momento y eran parte de mi vida porque gracias a ellos lograba rebajar la ansiedad.
Sí, era rara. O eso es lo que me decían los demás. Y tardé muchísimos años en quitarme la etiqueta de mi mente. Porque cuando te machacan con una idea consiguen que al final arraigue en tu interior, casi se tatúa en tu alma y entonces necesitas un láser de alta gama para borrarla.


El paso del tiempo, la madurez y la sensatez se impusieron. No era rara, solo pensaba diferente y eso no es malo. Aprender a canalizar ese derroche de pensamientos de mi mente fue una dificultad importante, pero a medida que crecía el orden se imponía dentro del caos y la parte analítica de mi cerebro logró ayudarme a entenderme.
Cuando recuerdo mis relaciones amistosas de las épocas pasadas me asalta una mezcla de dolor y agonía porque era un momento en el que la necesidad de que me quisieran se interponía en mi felicidad.  


Pero es cierto que el tiempo lo cura todo y se lleva los malos momentos para substituirlos por otros maravillosos. Los años han traído a mi vida mil cambios alucinantes. Aprendí a observar las conductas ajenas para mimetizarme con el ambiente y a ser parte de un grupo, conocí a personas muy parecidas a mí con quienes he establecido una relación de amistad real y descubrí que podía volcar mis historias en libros.
Me gusta la soledad, podría pasarme días enteros encerrada en casa solo leyendo, viendo series y escribiendo, pero la vida me ha traído una familia con la que convivir, un marido con quien salir a pasear, al cine, de viaje, de compras..., unas amigas maravillosas que están ahí siempre y ahora unas lectoras alucinantes que me mandan e-mails, mensajes, opiniones…


Y sí, las personas somos dispares, sentimos de formas muy diferentes y las que se salen de la norma pueden sorprendernos, sin embargo hay que integrarlas en nuestro mundo, descubrirlas y darles una oportunidad porque muchas veces te sorprenden.
¡Feliz día! J   

0 comentarios:

Un ente maravilloso

9:09 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Esta noche a las tres mi mente me ha despertado para hacerme darle vueltas sin cesar a algunos temas, como si no pudiera estar quietecita y dejarme dormir.
Os he hablado muchas veces de mi insomnio. Cuando era más joven me angustiaba mucho y al final caía en un ciclo interminable de ansiedad que solo acrecentaba los efectos de mi mente hiperactiva. Son esos momentos en los que el fin te nubla la maravillosa sensación del camino. Pero el tiempo tiene un efecto positivo en estas situaciones, suele ayudar a relativizar, a dejar atrás unas esperanzas absurdas y a descubrir el maravilloso poder de positivizar cada instante, de exprimirlo, de encontrar la forma de ver la cara alegre a pesar de estar muriéndome de dolor por dentro.


Ese fue el principio de mi sendero serpenteante hasta el ahora. Poco a poco redimensioné mis expectativas, tracé un mapa realista de mi futuro y aprendí a ver la creación como un pedacito de felicidad.
Cuando me despierto así en mitad de la noche y no puedo coger el suelo de nuevo he aprendido a volver a ser aquella chica de corta edad que se dormía cada noche inventando historias en su mente. Era capaz de transformarme en otra persona, de vivir aventuras, de sentirlas crecer en mi interior como reales. Y era mi momento, el único del día en el que conseguía conectar conmigo misma sin esa extraña sensación de no pertenecer al mundo real.


De niña esos instantes eran mágicos porque me transformaba en una heroína. Era una adicta a la lectura, a las series, a las películas. Necesitaba evadirme constantemente de la realidad para vivir en mi mundo de fantasía donde todo era posible. Y al caer la noche, en la oscuridad de mi habitación, dejaba volar la imaginación hasta los confines más inconcebibles.
Siempre supe que quería escribir, crear, convertirme en una contadora de historias. Todavía ahora tengo esas sensaciones pegadas a mi piel, esa obsesiva necesidad de cambiar los finales de algunos libros o películas que me tocan la fibra sensible, de entender por qué la autora lo ha acabado así y no de otra forma. Ese bucle en el que me internaba al terminar una historia era el motor para mis fantasías nocturnas porque me daba alas para desmenuzarla en busca de dónde la cambiaría y por qué.


Esta noche he recurrido a esa forma de crear mundos paralelos, una que me ha llevado aquí, con doce historias publicadas y un sinfín de ellas esperando en el ordenador para ver la luz algún día.
Y sí, quizás ese ente perverso con el que convivo, esa mente ávida de crear y exprimir tramas hasta convertirlas en palabras, me impida dormir a veces, pero lo adoro porque sin él nunca conseguiría esa vivacidad capaz de crear a personajes que siento reales, parte de mi vida, de mi felicidad.
¡Feliz día! J  

2 comentarios:

Julia y Zach versus Steff y Swan

12:21 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! Llevo días un poco ausente. Escribir, leer, sentir, avanzar por la senda de la ilusión… A veces hay baches, otras instantes mágicos y en la mayoría de los momentos la vida se desarrolla con esa emoción propia de la creación.
No tengo idea todavía de cuándo se publicará Cuando estoy sin ti. Sigo sin portada, sin sinopsis oficial, sin demasiados datos acerca de la publicación. Espero tener noticias pronto, explicaros cosas sobre ella, anunciar de una vez su llegada al mercado.


A veces las cosas se detienen y no sabes demasiado bien por qué. Me encantaría estar a la expectativa de publicar, con esa emoción propia de los momentos previos que me hace soñar en estrellas parpadeantes en un cielo despejado y nítido. Pero no es posible porque me faltan demasiados datos para dejarme llevar por la ilusión de dejar volar la historia.
Mientras espero a saber algo, lo que sea, y logro anunciar fechas, voy corrigiendo la novela de Swan y Steff. Mi vida sin ti.  Esta novela la he reescrito tantas veces que no tiene casi nada de la primera versión, esa que mandé toda ilusionada a una de mis beta y me contestó diciéndome que le faltaba bastante para mejorar.


Tengo demasiadas cosas en la cabeza, demasiado presentes las críticas, demasiado frescas las consideraciones de la editorial acerca de Cuando estoy sin ti y necesitaría centrarme porque solo le doy vueltas y más vueltas a todo, reescribo sin parar, borro y vuelvo a empezar.
Eso es lo malo de la corrección. A veces cuesta decir basta, dejar de retocar, mirar el texto y pensar que al fin está perfecto porque la perfección no existe.
 Esta noche no he dormido. Mi cabeza estresada repasaba de forma compulsiva algunas escenas, mirándolas desde diferentes ángulos, con la ansiedad propia de encontrar fallos en ellas. Me ponía en la piel de cada uno de los reseñadores de Cada día te espero a ti, buscaba puntos en común entre Julia y Zack y Steff y Swan, los encontraba y me agobiaba.


Y sí, Julia y Steff se parecen, pero no son para nada iguales. Por el contrario, Swan y Zack son opuestos. Es algo que me queda claro. La interacción entre Swan y Steff es más temperamental porque ambos tienen un carácter muy fuerte y chocan en demasiadas ocasiones.


Son dos historias distintas y la verdad es que después de mil vueltas estoy convencida de cómo se desarrollan las cosas entre ellos. Swan es el personaje masculino que más me ha tocado la fibra, le siento dentro, me acompaña en algunos momentos y el grado de intensidad que me invadió al escribirla y en cada corrección a veces hasta me ahoga.
¡Feliz día! J

0 comentarios:

La inspiración de los sentimientos

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Los sentimientos a veces son una putada y más cuando deciden hacer su aparición y apoderarse de cada fibra de mi cuerpo. Los míos tienen vida propia, devoran las intenciones ocultas de mi cabeza de mantenerlos a raya y se expanden con una facilidad pasmosa, voraz, como si se crecieran incidiendo en mí con esa arrolladora energía que los catapulta a ofuscar cualquier intento de erradicarlos cuajo.
Ayer fue un día demasiado emotivo. Y lo más extraño de todo es que no había motivo. Era un día como cualquier otro, pero yo sentía en estéreo, amplificaba esas emociones que me asaltan la mente para llenarla de sensibilidad y necesitaba dejarlos salir antes de ahogarme en ellos.


Desde niña esto ataques directos a mi deseo de ser más cerebral me asaltan de golpe, sin esperarlos, sin venir a cuento, sin encontrar una puerta abierta. Se cuelan por las grietas de mi alma para invadirlo todo, hasta la piel. Y entonces me cuesta razonar sin sentir, avanzar sin exhalar un profundo suspiro colmado de emociones, dejar a un lado esa necesidad imperiosa de buscar una vía de escape para los sentimientos.
Escribir es la única forma de encerrarlos de nuevo en esa endeble jaula de papel que se derriba al primer golpe de viento. Porque las palabras contienen la magia de recubrirse de ellos, son capaces de transmitirlos, de contenerlos, de hacerlos salir de mi interior para traslapar la página y quedarse grabados con tinta infinita en ella.


A veces me pregunto de dónde viene esa afición de mi mente por fusionarse con los sentimientos, por qué un día soy incapaz de encontrarlos y removerlos para escribir y otros me desbordan y no me dejan pensar con claridad, inventándose mil historias, poniéndose en otra piel más interesante para mí que mi ahora, ahogándome si no les doy una salida.
La base de mi inspiración son los sentimientos. Yo no escribo con una imagen real de las situaciones ni de los personajes no del lugar, son las sensaciones de esos instantes las que me poseen, las que me convierten en una adicta a aporrear las teclas del ordenador, las que me pervierten hasta tirar de mí y obligarme a olvidar el resto del mundo para dedicarme a crear.


Son esas cosquillas en el estómago las que me llevan a evadirme a un mundo paralelo. Están formadas por un amasijo impenetrable de sentimientos. Son una bola de fuego que me quema en las entrañas con la necesidad de encontrar un lugar donde expandirse, fundirse con los personajes y dibujar una escena.
Cuando me enfrento a algunos cambios en las correcciones de las novelas inspirados por comentarios ajenos no siempre soy capaz de llevarlos a cabo. Si no los siento no puedo escribirlos. Porque sentir lo es todo para mí. A pesar de que hay momentos duros porque ser así de sensible me convierte en vulnerable.


Ayer estuve todo el día en un estado febril de sentimentalismo. Abrí una página del Word porque los sentimientos me desbordaban y escribí 3443 palabras en menos de dos horas de una novela que no puedo escribir ahora, una nueva, donde me enfrenté a recuerdos dolorosos del pasado, donde dejé salir un sinfín de situaciones alejadas de mi ahora.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

¡20 años! ¡Madre mía!

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Hoy es un día especial y no porque se celebre el amor, sino por mi regalito de San Valentín, ese que nació hace veinte años, una madrugada fría y oscura. Uno que empezó a dar guerra a las tres de la tarde de un viernes trece y decidió ver la luz del día a las dos de la madrugada del sábado catorce porque quizás me escuchó hablar con el médico cundo le grité en medio de una contracción: ¡Viernes trece ni de coña! ¿Podemos esperar a mañana? Todavía recuerdo su sonrisa torcida y su declaración clara y concisa: Ahora todo depende de él y de la naturaleza. ¡Por suerte Àlex me escuchó a mí!


Que cumpla veinte significa muchas cosas. Una, quizás la que más me llena de sensaciones, es el paso del tiempo. Han sido veinte años a su lado, viéndolo crecer, acompañándole en cada paso del camino, descubriendo cómo poco a poco se abría al mundo, abandonaba cada uno de los estadios de edad para convertirse en un New Adult y llegar a este punto donde deja atrás para siempre la infancia para dar sus primeros pasos en la vida de un adulto.
Todavía recuerdo cuando escribí Un día más sin ti, el día de la fiesta de Luke, cuando ponen un vídeo del pasado en el que Julia hablaba de cuando él cumpliera los veinte.



—Este sitio es chulísimo —dije aquel día levantándome y dando una vuelta sobre mí misma—. ¿Vamos a ver qué canciones hay en la máquina?
—Deben ser muy antiguas —se quejó Luke—. Prefiero la música moderna.
—Cada canción es única, no podemos escuchar solo las modernas, entonces nos perdemos grandes obras.
Penny y Wyatt no tardaron en acompañarme y Luke acabó siguiéndonos a regañadientes.
—El año que viene te prometo un baile en la piscina de mi casa. —Luke me abrazó por la cintura—. Este quería algo más tranquilo.
—Entiendo que quieras celebrar los dieciocho, pero los años más importantes son cuando cambias de número. A los veinte has de celebrar una súper fiesta para enterrar el uno para siempre. Nunca más volverás a tenerlo delante y es una manera de dejar la infancia atrás.
—Podemos hacer una cosa. Celebró un fiestero para celebrar los dieciocho y otro al cumplir los veinte. —Me abrazó por la cintura—. En el primero seré modosito, pero en el segundo… —Levantó las cejas y sonrió—. Barra libre y a desbarrar.
—¡Suena increíble! —Penny aplaudió—. Puede que entonces todos tengamos pareja y nos acordemos de este día.
—Una pareja molona —añadió Wyatt.



Enterrar el uno… Para mí siempre ha sido importante el cambio de década porque cada una esconde una etapa, contiene las notas de un sinfín de momentos y representa un nuevo comienzo.
Lo bonito de los hijos es esa sensación de amor que crece en tu pecho sus primeros días de vida y que nunca desaparece, la entrega total de tu corazón a esas personitas, las ilusiones contenidas en cada uno de sus gestos, la emoción de acompañarlos en cada instante.


Y sí, ha pasado el tiempo, también para mí. Ya no soy aquella chiquilla de veinticinco años que sostenía a Àlex en los brazos y le enseñaba el mundo cada mañana cuando abría los ojos ni tengo la misma energía ni los mismos sueños. Ya no me emociono con cada uno de sus despertares ni cuento las horas para llegar a casa y abrazarlo. Ya no siento esa dependencia mutua, esa necesidad de organizar mi día en torno a él, esa sensación de ser el centro de su mundo. Ahora somos dos personas capaces de comunicarse, de hablar, de sentir y de tener nuestras diferencias. Nos conocemos.


Aguantamos nuestros defectos y felicitamos nuestras cualidades. Convivimos con la ilusión de ser parte de una familia. Y construimos día a día los lazos irrompibles que espero nos mantengan unidos toda la vida.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

La esencia de escuchar

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Llevo un par de semanas dedicada a la corrección de las últimas novelas de la Serie Sin ti. He dejado de lado NUS para poder dedicarme en cuerpo y alma a Luke, Kris, Steff, Swan y Dennis.
A veces un e-mail o un chat con opiniones dispara mi ansiedad y acabo con una crisis severa de confianza. Eso me pasó con Cuando estoy sin ti. El viernes entregué la versión final y todavía no estoy convencida de ella. La cambiaría de nuevo, quedándome largas noches sin dormir.
Mi muestreo antes de enviar una novela a una editorial es un grupo de amigas a las que adoro. Cuando no conseguía publicar y mis novelas solo eran un cúmulo de archivos en la memoria de mi ordenador ellas me leían, comentaban, me ayudaban a entender la grandeza de desarrollar las historias.


Sin ellas no estaría aquí y les agradezco tanto su entrega absoluta, esa capacidad para aguantar mi exaltación con la idea inicial, la cantidad de frases disparadas sin conexión al centrar el principio de ese hilo argumental que se desarrolla en mi mente en un primer momento, englobando un sinfín de pensamientos dispares acerca de los personajes, el título, su pasado y su futuro.
Es un orden dentro del caos. Porque aunque para ellas sea como un ataque de verborrea sin sentido para mí lo es todo. Un principio, un desarrollo, un final, un hilo del que tirar. Y si bien es cierto que después cambio la mitad de las premisas de salida, ese instante es mágico porque contiene un subidón de ilusiones, un millar de sensaciones condensadas en las frases, las ideas, las cosquillas en el estómago al saber que dentro de él está creciendo una nueva historia.


Cuando me inicié en la escritura mi foco era otro, no me daba cuenta de la grandeza del camino y solo buscaba la meta. Quizás por eso me ofusqué y lo pasé mal. Sin embargo ellas me dieron alas para liberarme de esas cadenas y volar libre hacia la superación, hacia la esencia propia de escribir, de crear, de sentir las historias como parte de mi interior.
Las escucho cada vez que diseccionan mis escritos dándome su opinión. A veces estoy más receptiva que otras, pero mi mente, ese ente voraz y con vida propia que suele absorber la información con una facilidad extraña, se pasa horas dándole vueltas a esas opiniones, mirándolas desde diversos ángulos, aunándolas todas para descubrir una vía directa a corregir mejor los textos.


Cuesta algunas veces escuchar, por eso mi primera reacción es más visceral. Las historias son tan mías, están tan metidas en mi alma, que no es fácil descubrir cómo su entusiasmo no es el mismo que el mío. Pero después, en la oscuridad de la noche o mientras trabajo o voy en moto o hago lo que sea, mi cerebro procesa, desmenuza, escucha, fusiona y descubre dónde, cómo y qué cambiar.
Soy rápida reescribiendo. No me cuesta concentrarme ni pasarme cinco horas seguidas trabajando con una intensidad elevada al infinito en la corrección. Porque creo que mi segundo nombre es eficiencia del tiempo. Por suerte mi mente siempre está dispuesta a encontrar una forma de mejorar, aunque en un primer momento sea como si me clavaran un puñal en el corazón para desangrarlo lentamente.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

Todavía estoy flipando

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Tras un fin de semana un poco tumultuoso llegamos a un lunes lluvioso, triste, gris, apagado y lleno de retos.
Descubrir hasta dónde llegan algunos para ganar dinero, fama o poder me alucina. Mi código moral procesa mal ese tipo de situaciones porque me cuesta demasiado entenderlo.
No concibo la idea de usurpar el trabajo de los demás para lucrarse. Es flipante que todavía existan personas capaces de algo similar y deberían purgar las culpas.


Escribir un libro es algo gratificante si sabes gestionar bien las expectativas. Los autores ganamos muy poco con cada venta, necesitamos vender muchísimos ejemplares para tener ingresos regulares y muchos de nosotros tenemos otros trabajos.
Es igual si un autor tarda un mes o veinte en darle forma a un libro. En él hay muchas esperanzas, horas de sueño, de darle vueltas a la trama, de buscar la forma de darle la vuelta a la historia para atraer al lector, de escribir lo mejor posible. ¿Cómo puede alguien comerciar así con las ilusiones ajenas?


Este fin de semana ha saltado a la palestra unos casos de plagio que si acaban demostrándose me parecen increíbles.
Normalmente me inhibo a la hora de dar opiniones acerca de muchas cosas porque nunca me ha gustado formar parte de la polémica de forma pública. Prefiero guardarme mi forma de pensar para la faceta privada porque soy de las que respetan a los demás.
Pero a veces sí debo pronunciarme con la prudencia debida.
Me parece indignante la piratería, la gente que usurpa el trabajo ajeno para aumentar sus cuentas bancarias vanagloriándose en las redes de sus ascensos en las listas, las mil caras de la avaricia.


El sábado fui a una fiesta de un amigo de mi marido. Estaba lleno de gente y fue bonito reencontrarnos con personas que una vez conformaron parte de nuestras salidas de fin de semana. El tiempo nos ha convertido en más reservados y solemos pasarlo bien de otra forma. Por suerte después de casi veintidós años de matrimonio seguimos disfrutando de los instantes a solas, de ir juntos al cine, a cenar, a pasear…
En una de las conversaciones me hirvió la sangre, pero me contuve. Fue duro descubrir que la gente no duda en explicar en voz alta cómo lee libros sin pagar. A ver, soy fan de las bibliotecas, de los préstamos entre amigas y de cualquier forma en la que los libros se lean cuando han sido adquiridos de forma legal, pero pasarse los archivos descargados de páginas ilegales… ¡Por eso ya no paso!
Un fin de semana lleno de descubrimientos flipantes, vamos.
En la parte positiva os diré que ayer leí una entrada que me hizo muchísima ilusión en el blog Entre Metáforas (enlace). Soy muy feliz cuando descubro estas pequeñas estrellas en el firmamento de la red.
¡Feliz día! J   

2 comentarios:

La importancia de planificar

7:17 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Hace un frío atroz y no me apetece irme a trabajar, pero no tengo más remedio que subirme a la moto en una horita y recorrer las calles de Barcelona para ocupar mi silla. Tengo mil tareas pendientes y no voy a dejarlas en el tintero.
Mi cabeza sigue dándome noches largas e interminables. Está dándole vueltas a mil situaciones mientras traza los mapas de las correcciones, de las nuevas historias, de los flecos del trabajo, del futuro.


Cuando tomo una decisión suele ser meditada tras analizar los pros y los contras. No llego a los extremos de Lúa, pero sí valoro cada una de las variables y, aunque muchas veces mis sentimientos se interpongan, logro tomar una dirección basándome en expectativas reales.
Creo que en la vida no se pueden aceptar retos imposibles, hay que ser una persona cauta, crecer con la precaución de no abarcar más de tus posibilidades y avanzar cuando el momento te lo permita.
Está claro que no todos tenemos la misma capacidad para asumir una cantidad de tareas diarias. Me lo repiten cada día en el despacho y he de empezar a creérmelo. Yo escribo una novela cada cuatro meses, dirijo el departamento económico, fiscal y contable de varias empresas y en algunas voy mucho más allá. También leo unos ocho libros al mes. Y veo series.


Lo entiendo, no puede exigir a mis compañeros el mismo ritmo.
Pero sí es importante ser consciente de hasta donde pueden llegar, planificar con cabeza y hacerlo bien. Aunque sea poco. Aunque no crezca al ritmo deseado. Aunque no se llegue a la casilla de meta hasta más tarde. Es mejor saber cuánto se puede absorber con una buena calidad antes de que te desborde el trabajo y acabes frenando de manera irremediable el ascenso.
Esa es mi filosofía de vida. Evaluar qué puede hacer cada uno, planear sus tareas en función de esas capacidades, crearle unas expectativas realistas y ayudarlos a crecer, aunque sea más despacio. A veces esa lentitud inicial se convierte en seguridad a largo plazo.


Últimamente me doy cuenta de que en demasiadas empresas ajenas a mi mundo no se planifica bien. Dejan de implicarse de verdad porque se han propuesto demasiado y cualquier variable inesperada hace zozobrar la barca en la que van montados, llevándoles a la deriva.
Cuesta detenerse a planificar. Es un trabajo ingrato. Pero si no sabes encuadrar tus prioridades y trazar un rumbo sensato hacia ellas acabas estrellándote.
Nadie es perfecto, en el camino diseñado con mimo también puedes hacer frente a problemas, se trata de ser fuerte en esos instantes, de no ir siempre al límite para caer con un simple cambio. Y darlo todo por aquellas parcelas en las que te has comprometido. Porque para crecer hay que invertir en tiempo, esperanzas y trabajo duro.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

Cuesta tomar otro camino

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Hoy me despierto con resaca de sueño. Mi cabeza, esa que adoro por los maravillosos momentos que me brinda al crear historias, también tiene su parte oscura. Supongo que no se puede tener todo… No la cambiaría por nada del mundo, pero en instantes como este me gustaría enjaularla en algún lugar apartado para dejar de darle vueltas a las situaciones y sobre todo para dormir de un tirón durante una larga noche.
Decidir significa dejar en la cuneta otras opciones. Hay veces que hacerlo descarta para siempre esas posibilidades, pero en algunas ocasiones se puede rectificar a tiempo, dar la vuelta, desandar el camino y volver a empezar, por mucho que cueste hacerlo.


Sufro de un agudo síndrome de Estocolmo, por eso me cuesta tanto desligarme de algo que me ha dado tanto. Pero los últimos acontecimientos me llevan a plantarme. No puedo seguir así. Quiero darle la vuelta a la situación, por mucho vértigo que sienta en la boca del estómago.
Esta noche de insomnio he repasado con ese fervor característico de mi mente hiperactiva mil factores, dándome cuenta de las connotaciones de los sucesos, de las decisiones y de mis sentimientos.
La vida es demasiado preciosa para andar dándose cabezazos contra la misma piedra por culpa de miedos absurdos. Hay que seguir luchando por arañar la felicidad y no dejarse sepultar bajo capas de inseguridad.


El tiempo me ha enseñado que encontrar a los lectores adecuados siempre llega, sea la cantidad que sea. Y la variedad de opiniones me abruma. Un día recibo un correo donde me dicen que en la última novela hay demasiados diálogos y poca introspección y ayer salió una reseña de Dúo en el blog Interpretadoras de letras (enlace), diciendo que se les ha hecho larga por la extensión de los capítulos, la cantidad de descripciones y emociones que explicaban los personajes y la falta de agilidad en los diálogos.
¿Cuál de las opiniones vale? ¡Ambas! ¡Para gustos colores!
Igualmente he revisado Cuando estoy sin ti con los comentarios en la mente, siempre en busca de mejorar, de buscar la forma más perfecta de moldear la historia. Y estoy un poco indecisa con el resultado. Hay partes mejoradas, sin embargo otras no me convencen. Así que he decidido darle dos vueltas más y permitirle a mi intuición acabar el trabajo.


La vida es demasiado corta para pasársela agobiada. Ha llegado la hora de tomar las riendas en muchos sentidos, de ignorar esas cosquillas inquietantes en el estómago cuando me siento ante la realidad y la miro a la cara, de aplastar los miedos y caminar hacia el vacío.
Quizás en ese lugar habite un futuro brillante o puede que solo encuentre oscuridad. Depende de mí iluminar la nada, llenarla de antorchas, de emociones, de sueños. Y estoy dispuesta. Pase lo que pase.
¡Feliz día! J    

2 comentarios:

¿Y si sale el sol?

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Lo de buenos es para decir algo porque la tormenta no deja de caer y llevamos muchas horas con ella.
No me gusta la lluvia, dispara mi melancolía y suele amplificar los sentimientos tristes, aunque no los tenga cerca. Yo soy de sol, días radiantes, luz y calor. El frío y las tormentas me apagan, es como si el clima se apoderada de mi alma para oscurecerla.


Muchas veces sueño con dejarlo todo e irme a vivir a algún lugar donde nunca haga frío, un paraíso tropical donde pueda despertarme frente al mar, sin estaciones marcadas, con la posibilidad de estar siempre acompañada por un sol espléndido.
Cierro los ojos un instante y huelo el salitre, la brisa cálida del trópico, la cercanía del mar. Escucho las olas mecer la orilla con su suavidad matutina, los sonidos de la soledad, de la naturaleza que me envuelve, de las jornadas donde el sol capitanea el cielo. Siento mis sentidos despertar, mis sentimientos deslizarse por la serenidad, mi mente llenarse de ideas y mi sonrisa aflorar en los labios para darle la bienvenida al día.


Al abrirlos sigue lloviendo en el exterior, la calefacción va a toda potencia y fuera está oscuro y triste. Pero yo he conseguido mi parcela de paz, una en la que puedo saborear una placidez que espero me dure horas.
Siento demasiado. Esa es una de mis características más remarcables. Cada pequeño acontecimiento puede disparar una retahíla intensa de emociones y enredarse en otras, creando un tsunami de alegría, felicidad o tristeza.


Mi cabeza no me deja en paz, es un ente hiperactivo al que le gusta analizar cada variable para enviar estímulos a mi parte más sentimental para crear una oleada de emociones alrededor de un hecho.
Sé que esa forma de ser es mi motor creativo. Si no pudiera acceder de esa forma a mi lado emocional no sería capaz de sentir las historias crecer en mi interior con esa fuerza arrolladora que me aboca a teclear sin descanso, con una frenética actividad cerebral durante todo el día.
Siempre he compaginado pensamientos, parcelándolos. Mientras trabajo concentrada en alguna tarea importante no ceso de darle vueltas a la trama, a las connotaciones de lo que sucede, a las lagunas. Es como si mi mente fuera una computadora multifunción. Y sé que si no pudiera usarla de esa forma sería infeliz, así que me maravillo cada mañana por tener esa capacidad.


Llevo un tiempo un poco perdida en algunos temas y no es por mis acciones, sino por las ajenas, aquellas que no puedo controlar. Me encantaría poder dar noticias positivas acerca de nuevas publicaciones, pero últimamente se escurren entre mis manos, así que no hay nada en el horizonte, solo mis deseos de escribir, releer, mejorar y ofreceros las historias algún día no demasiado lejano.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

Cambios de última hora

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Este ha sido un fin de semana lleno hasta arriba de correcciones, ideas, sensaciones y relectura. Mi cabeza ha ido a cuatro mil por hora, sin dejar de incordiarme durante horas, con una necesidad absoluta de hacer un buen trabajo sin desfallecer por el camino, a pesar de tener que ganarle la batalla al sueño.
Hace poco tenía una fecha de publicación de Cuando estoy sin ti, una ilusión, unas ganas locas de ver mi nueva novela a la venta, pero las circunstancias lo han retrasado todo y parece que no llegará nada a tiempo.


Hace pocos días recibí las correcciones que la editorial sugería para mejorar el manuscrito. No me gusta trabajar así, con la presión de estar fuera de plazo, de sentir que nada saldrá como esperaba. Pero, a pesar de todo, sé que estas cosas ocurren. No siempre se pueden prever todas las variables.
El miércoles empecé a corregir con un manuscrito de 125.521 palabras y ayer terminé con uno de 134.431. Casi nueve mil más, con un sinfín de horas amorrada al Mac, trabajando sin descanso, durmiendo poco y con la emoción de descubrir cómo darle una vuelta a la trama para que quede perfecta.


Ahora me toca la última vuelta, la más intensa porque debo convertirme en juez y jurado, ponerme en la piel de la persona que va a estar al otro lado algún día para descubrir cómo avanza la historia.
Esta tarde empezaré. A ver cuándo tengo una nueva fecha, una portada, una sinopsis oficial y una nueva ilusión.
Mi cabeza sigue muy activa, está enredada en la siguiente, en Swan y Steff, en su historia. Mientras avanzaba en la de Kris y Luke no paraba de darle vueltas a la siguiente, como si fuera un torbellino deseoso de arrasar con mi serenidad. Pero me encanta tener esa mente, esa cantidad inmensa de ideas, tramas, pensamientos y sensaciones. Es mi motor, la forma en la que consigo crear, corregir, leer, vibrar.


Seguro que mi siguiente lectura de Cuando estoy sin ti se va a llenar de emociones. Cuando la escribí intenté seguir bastante la estructura de la trilogía, darle un giro interesante a una historia de amor parecida, pero distinta a la vez, encontrar un punto de conexión y hablar un poco sobre los personajes que dejé atrás al terminar No puedo vivir sin ti.
El Maggi’s es importante, salen Wyatt, Austin, Ethan, Penny, Bryan, Julia, Zack, Swan, Rob… Conocemos a Maggi, a Kristie, a Steff, a Dennis… Redescubrimos a Luke… Y en un momento determinado regresamos a Fort Lucas. Me ha encantado rememorarlo.
Ayer salió una preciosa reseña de Cada día te espero a ti en el blog El rinconcito de Minny (enlace).  Es una opinión completa, bonita y llena de emociones. Es bonito y reconfortante descubrir este tipo de reseñas.
¡Feliz día! J

2 comentarios:

Sentimientos

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Llevo toda la semana casi desaparecida. El trabajo se acumula y además he de encontrar mis horas de escritura, lectura, corrección…
Llevo un tiempo sintiéndome un poco alejada de las publicaciones y de la posibilidad de abrir mis expectativas literarias. Estoy un poco saturada de trabajo, no tengo todavía una fecha de publicación clara de Cuando estoy sin ti ni la portada, así que mi única posición para no estresarme es intentar alejarme mentalmente de todo para meterme en mi caparazón feliz.
A veces mis sentimientos son un ente endemoniado que quiere comerse mi serenidad. Por eso siempre intento positivizar cada pequeño detalle para encontrar esa sonrisa que eclipsa los malos pensamientos.


Soy básicamente eso, emociones. Rigen mi vida, mis objetivos, mis decisiones, mis alientos. No puedo dejarlos a un lado para actuar con frialdad porque suelen dominar en muchos momentos la racionalidad, recordándome lo importante que es seguirlos, sentirlos, dejarlos crecer o encontrar una manera de cambiarlos para afrontar una situación.
Escribir para mí es dejar salir esos sentimientos, darles una forma en las páginas, moldearlos para crear una historia. Los necesito para avanzar porque son la base de conexión con los personajes y sus vidas. Y luego me atan a ellos para siempre.


Cuando termino un capítulo y lo releo siempre siento esa tensión en mi interior, ese revoltijo de sensaciones recorriéndome el cuerpo, las cosquillas en el abdomen, la conexión innegable con la historia.
Me cuesta dejar de lado mis sentimientos en demasiados momentos. Siempre ha sido así, sentir cómo crecen, cómo se apoderan de mi ser, cómo me ligan a algo o me asestan puñaladas en el estómago al enfrentarme a algo doloroso. Siento en estéreo, demasiado alto para bajar el volumen de sus cuchicheos o las reacciones físicas a ellos.


Un dolor es mil veces más profundo, una decepción crea un abismo en mi cuerpo y engulle cada pedacito de él hasta convertirlo en una maraña de emociones. Y le doy vueltas a la situación mientras siento cómo las grietas profundas en mi corazón se desgarran para explosionar y convertirse en migajas.
Cuando me enfrento a una alegría siento la euforia ocupar cada pedacito de mi ser, hasta iluminar mi alma. Suelo llorar abrumada por la felicidad, como si miles de fuegos artificiales acabaran de desatarse a mi lado y pudiera levantar la mano y tocar el cielo. Me embriaga tanto esa sensación que tardo mucho rato en calmarme, sin perder la sonrisa de mi rostro en todo el día.


Cuando escribo intento dotar a las palabras de esa vorágine de emociones que me asaltan al pensar en las escenas. Nunca me guío por la parte visual porque son los sentimientos quienes capitanean la inspiración y la moldean creando un mundo lleno de instantes.
¡Feliz día! J

2 comentarios: