¿Ponemos Rumbo a ninguna parte?

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hoy es el día D. A esta hora todavía no hay rastro de Rumbo a ninguna parte en la red de librerías virtuales, pero el día es largo, hay mil horas por delante para sonreír al descubrir la novela a la venta.
Hoy tengo poquito tiempo para escribir, me he despertado algo agitada por los nervios y apenas consigo centrar mi mente. Así que quiero compartir con vosotros los agradecimientos de la novela y animaros a darle una oportunidad.
¡Mañana vuelvo con más!



Agradecimientos Rumbo a ninguna parte

  La idea de esta novela surgió tras el éxito en Amazon de Ecos del pasado, mi primera incursión en el género romántico tras muchos años escribiendo novelas de aventuras. Aurora fue un personaje complicado desde el inicio, porque el prólogo marcaba su personalidad y debía ser fiel a su necesidad de mantenerse alejada de las personas de su entorno.
No quería dos protagonistas estereotipados, ni el malote típico que corre en moto sin mostrar nunca sus sentimientos ni la chica perturbada que no tiene algo de cordura en sus pensamientos.


Mis hijos fueron un referente importante a la hora de establecer algunos diálogos con los padres de ambos personajes y de reflejar la relación de Bruno con Emma. A veces tratar con adolescentes es complicado y quería trasladar esta realidad a las páginas de Rumbo a ninguna parte. Así que les agradezco infinitamente a Àlex y a Irene sus aportaciones desconocidas a la redacción. Ellos se comportan como los hermanos Herrera, con esa relación amor-odio que les llena de contradicciones.
Sin un par de experiencias de mi vida quizás la trama se hubiera desarrollado en otro lugar. De adolescente pasé un verano en el internado donde van Bruno, Aurora y Emma. Evidentemente en él no se hace terapia ni conocí nunca el cuarto de las lavadoras, eso es fruto de mi imaginación, pero sí tiene clases de vela, las habitaciones como están descritas, los baños, los salones… Doy las gracias a mis padres por permitirme gozar de experiencias tan intensas como la de recordar ese paso por Crans-Montana.


Cuando hacía cuatro meses de mi boda fui con mi marido a pasar una semana a Zermatt. Éramos unos críos, nos casamos con veintitrés y veintiséis años, quizás por eso se nos ocurrió bajar hasta el lago de Riffelsee andando con bambas de ciudad y sin calcetines. Sí, nos perdimos por la montaña y nos pasamos cinco horas de descenso. Aunque el nuestro no fue tan idílico como el de Bruno y Aurora, llegamos al pueblo chorreando por la tromba de agua, hambrientos, sedientos y con unas ampollas en los pies que nos duraron cuatro días. Casi veinte años después seguimos casados. Gracias por estar ahí siempre.
Mi amiga Mabel vive en Berna desde hace años, ella me dio la idea de l’Escalade y corrigió algunos detalles de la escapada de Bruno con sus padres por Suiza. Sin ella al otro lado de Internet no tendría debates sobre mis libros que siempre me ayudan a mejorar. Es precioso tener amigas así.


Senda también aporta su granito de arena cuando me señala mis fallos, con su manera tan crítica de leer que siempre trae un conato de luz a las novelas. Mara también está muchas veces al otro lado del chat, dispuesta a leer un párrafo conflictivo o a echarme una mano. Mercé siempre lee las novelas, a pesar de que no son de su género, y sus comentarios son muy acertados. Carla devoró este manuscrito en cuatro días y su grado de enganche me encantó. Gracias chicas, sin mis beta estaría perdida. ¡Si hasta llegasteis a crear un grupo de WhatsApp llamado RANP! J
Un día, mientras estaba en el gimnasio y buscaba alguna chica joven dispuesta a valorar el manuscrito sin una relación demasiado estrecha conmigo de por medio, una desconocida me ofreció que se la mandara a la novia de su hijo. Lo hice, con un poco de miedo, y pasados unos días recibí una respuesta fabulosa que me dio alas para no rendirme y mandar esta historia a varias editoriales. Gracias Marina por tu aportación, recibir esa opinión fue maravilloso y me ayudó a decidirme para intentar llegar hasta aquí.


Cuando me llegó la oferta de publicación de la mano de Red Apple ediciones me hizo muchísima ilusión, porque significaba dar a conocer a Bruno y a Aurora al mundo, tener la posibilidad de encontrar lectores fieles que deseen vivir su gran historia de amor. Ellos miman a sus autores y son una editorial perfecta para Rumbo a ninguna parte. ¡Gracias al equipo de Red Apple!
Y mi más sincero agradecimiento a ti lector, por elegir la novela y por seguir leyendo hasta el final. Espero que hayas sentido lo mismo que los personajes, que seas capaz de imaginarte sobre la moto de Bruno, conduciendo rumbo a ninguna parte para seguir esta historia hasta los confines de tu imaginación.

¡Feliz día! J


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