En primera persona

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Cuando busco inspiración para una escena concreta me paso horas mirando vídeos en YouTube, leyendo trocitos de novelas que me han gustado mucho, escuchando música y buscando fotos en Printerest que me ayuden a centrar mis ideas.
Ayer por la tarde no tenía el tono para Zack. Era como si su voz se hubiera diluido entre las peripecias de Julia y no tuviera sentido llevarle a algún sitio. Escribir un capítulo en primera persona en la piel de Julia y otro en tercera descubriendo la visión de Zack a veces me bloquea.


Me gusta la primera persona, porque es una voz con fuerza. Adentrarme en la psique de la protagonista es un reto interesante, me da capacidad para sentir como ella. Sin embargo también me motiva intercalar capítulos en tercera persona para dar la visión del chico.
Son recursos creativos que he aprendido con los años. Cuando hace muchísimo tiempo corregí El secreto de las cuartetas con un tutor de la Escola d’escriptura de l’Ateneu de Barcelona hablamos acerca del narrador. Nunca olvidaré sus consejos, la manera en la que me hizo entender que era mejor dar una visión más profunda de lo sucedido.


Si solo habla uno de los personajes no podemos saber cómo son los demás con objetividad, ya que en la vida siempre se necesita escuchar las dos versiones para formarse una idea real de la situación.
Siguiendo sus recomendaciones escribí El secreto de los cristales en tercera persona, con la idea de explorar cada una de las personalidades que intervenían en la novela. No fue una mala experiencia, pero tampoco acabó de llenarme.
En La Baraja empecé a jugar intercalando capítulos en la voz de Pam con otros en tercera persona, donde cada personaje crecía para tejer una trama llena de misterio. Ahí empecé a descubrir cuáles eran mis narradores. Oros e Indicios siguieron el mismo estilo. Y luego empecé con la Serie Estrada, con la misma estructura, sin perder la ilusión por tener una protagonista femenina que nos contaba sus peripecias en primera persona.


En el tercer libro de la serie intenté crear un personaje principal masculino. Lejos de Ella fue un experimento con el que no me sentí cómoda. Está claro que mi psique es femenina…
Al iniciarme en el mundo de la romántica con Ecos del pasado encontré la estructura ideal: un capítulo en primera persona en la voz de ella y otro en tercera en la voz de él. A partir de entonces escribo novelas a dos voces, intercalando una visión y otra, con la emoción de descubrir los pensamientos de los protagonistas indiscutibles.
Ayer salió otra reseña de Dúo en el blog Millones de páginas (enlace). No es maravillosa, está claro que no conseguí entusiasmar a Cristina. Pero me puso un 3,5… Es un notable bajo…

¡Feliz día! J

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