En primera persona
¡Buenos días! Cuando busco inspiración para una
escena concreta me paso horas mirando vídeos en YouTube, leyendo trocitos de
novelas que me han gustado mucho, escuchando música y buscando fotos en
Printerest que me ayuden a centrar mis ideas.
Ayer por la tarde no tenía el tono para Zack. Era
como si su voz se hubiera diluido entre las peripecias de Julia y no tuviera sentido
llevarle a algún sitio. Escribir un capítulo en primera persona en la piel de
Julia y otro en tercera descubriendo la visión de Zack a veces me bloquea.
Me gusta la primera persona, porque es una voz con
fuerza. Adentrarme en la psique de la protagonista es un reto interesante, me
da capacidad para sentir como ella. Sin embargo también me motiva intercalar
capítulos en tercera persona para dar la visión del chico.
Son recursos creativos que he aprendido con los
años. Cuando hace muchísimo tiempo corregí El
secreto de las cuartetas con un tutor de la Escola d’escriptura de l’Ateneu
de Barcelona hablamos acerca del narrador. Nunca olvidaré sus consejos, la
manera en la que me hizo entender que era mejor dar una visión más profunda de
lo sucedido.
Si solo habla uno de los personajes no podemos
saber cómo son los demás con objetividad, ya que en la vida siempre se necesita
escuchar las dos versiones para formarse una idea real de la situación.
Siguiendo sus recomendaciones escribí El secreto de los cristales en tercera
persona, con la idea de explorar cada una de las personalidades que intervenían
en la novela. No fue una mala experiencia, pero tampoco acabó de llenarme.
En La Baraja
empecé a jugar intercalando capítulos en la voz de Pam con otros en tercera
persona, donde cada personaje crecía para tejer una trama llena de misterio. Ahí
empecé a descubrir cuáles eran mis narradores. Oros e Indicios siguieron
el mismo estilo. Y luego empecé con la Serie
Estrada, con la misma estructura, sin perder la ilusión por tener una
protagonista femenina que nos contaba sus peripecias en primera persona.
En el tercer libro de la serie intenté crear un
personaje principal masculino. Lejos de
Ella fue un experimento con el que no me sentí cómoda. Está claro que mi
psique es femenina…
Al iniciarme en el mundo de la romántica con Ecos del pasado encontré la estructura ideal:
un capítulo en primera persona en la voz de ella y otro en tercera en la voz de
él. A partir de entonces escribo novelas a dos voces, intercalando una visión y
otra, con la emoción de descubrir los pensamientos de los protagonistas
indiscutibles.
Ayer salió otra reseña de Dúo en el blog Millones
de páginas (enlace). No es maravillosa, está claro que no conseguí entusiasmar
a Cristina. Pero me puso un 3,5… Es un notable bajo…
¡Feliz día! J
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