Nuevos retos

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Esta semana apenas he contado con tiempo para respirar. El lunes llegué a la oficina con pocas ganas y hoy me parece que llevo más de tres meses seguidos trabajando…
Durante las vacaciones de Navidad me llegó un email precioso acerca de una reseña de Los mundos de Esme en el blog El aventurero de papel, os invito a leerla (enlace).
Cunado echo la vista atrás me siento muy orgullosa de los logros conseguidos estos últimos años. No he llegado a la cúspide de mis deseos ni tengo la capacidad de hacerlo, pero cada hito alcanzado es una dosis de ilusión para mí, porque he luchado por mejorar muchísimos aspectos de mi vida y a día de hoy puedo presumir de avanzar en muchos caminos que antes me parecían altas montañas empinadas.
Una faceta creativa que me causaba angustia era el diseño. Enfrentarme a la realización de portadas me parecía algo imposible, no tenía ni idea de cómo compilar más de doscientos folios en una imagen. Para encontrar una foto que invite a leer una de mis historias fue el primer paso para plantear las portadas en mi mente.
Tardé más de tres días en tener ideas claras de cuál era la mejor representación de cada novela, abrí cuentas en varias páginas de descarga de fotografías, busqué con ahínco las imágenes que había trazado mentalmente, con deseos de conseguir ver la trama en ella.
La tarea era maratoniana, quiero subir cinco novelas en poco tiempo, más las dos de la Serie Estrada (que por suerte ya tienen la portada desde el principio). A parte de corregir, releer, pulir y estar convencida de que vale la pena apostar por un manuscrito en concreto, la portada ha de reflejar el espíritu de la trama, dar una pista acerca de qué encontrará el lector en las páginas.
Tras varios días de búsquedas me decidí por las fotos que se convertirán en la imagen de cada novela. Olas bajé en mala calidad, tal como te la dejan en las páginas de compra, las subí a un editor simple de fotografías, inspiré profundamente y me decidí a probar tipografías.
Uffff, pensaba que nunca aprendería a usar el editor, pero poco a poco conseguí superar las barreras de la ignorancia y conseguí darle un toque interesante a cada fotografía. Una vez terminado mi trabajo lo mandé a las beta para que me dijeran si las bases para las portadas reflejaban las historias.
Sus comentarios fueron positivos y muy instructivos. A partir de ahí le pedí a mi cuñado Ósxcar que me ayudara. Vino a casa, hicimos pruebas de cada portada y cuando vimos cómo podían quedar compramos las fotos. Ahora solo queda esperar a que él maquete la imagen final.
Es increíble enfrentarse a un reto y salir airosa de él.
¡Feliz día! J


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