Cable Car y Sky Bridge (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hoy es víspera de festivo en Catalunya, este fin de semana se compone de tres largos y placenteros días para disfrutar de la serenidad y la tranquilidad de tener tiempo para mí. Mis horas libres me gusta dedicarlas a escribir, a disfrutar con la creación de historias, a vivir aventuras.
Mi vida como escritora ha cambiado tanto desde que abrí el blog… Entonces parecía un alma en pena, no tenía las ideas claras ni disfrutaba como ahora de las tramas. El tiempo ha impuesto su madurez, consiguiendo desligarme de esa absurda idea de anhelar dedicarme únicamente a la escritura, otorgándome la capacidad de vibrar con cada giro argumental, con la construcción de los personajes, con los hilos invisibles de los que dispongo para moverlos a mi antojo.
Ayer me costó entrar en el capítulo que tenía por delante, pero al final conecté con Lúa, consiguiendo desencallarme y meterme en su piel. ¡Es algo mágico! Nunca renunciaré a esa sensación de libertad que concede ser la dueña de su destino.
¿Volvemos a Langkawi?
Nos quedamos en el Oriental Village, esperando a la hora de subir al Cable Car. El día se fue aclarando lentamente, con la aparición esporádica del sol detrás de las nubes. A la una menos diez nos presentamos en la entrada, con la ilusión de ver la cima de la montaña despejada.
La cola arriba de las escaleras era larguísima, y te llevaba primero a un cine 3D donde proyectaban una película alucinante. Era como si estuvieras montado en una vagoneta, recorriendo una impresionante montaña rusa en Marte… ¡Me mareé un montón! Tardamos veinte minutos en entrar al cine y después casi veinte más en llegar a nuestro turno en la cestita.
El Cable Car es como un telehuevo de una pista de esquí que se enfila en una montaña casi en paralelo para llevarte a una altura considerable. Teníamos muchísimas ganas de subir, es una de las atracciones turísticas más importantes de Langkawi y realmente vale la pena.
Nos pareció curiosa la composición de la cola. Éramos los únicos occidentales entre un centenar de personas, la mayoría chinos, indios y árabes. Había muchas jóvenes recién casadas con burkas, otras que únicamente llevaban velo en la cabeza y algunas indias con saris espectaculares. Los chinos me demostraron su falta absoluta de educación, colándose y hablando a gritos… Está claro que en Langkawi reciben turismo oriental, con pocas muestras de occidentales.
Finalmente subimos a la cestita, acompañados de una pareja árabe en luna de miel. Las vistas son inmejorables, con una sensación impresionante cuando te colocas en posición vertical. Una vez arriba vimos nuestro próximo destino a pocos metros: El Sky Bridge, un puente de cemento colgado entre dos picos de montaña por el que deseábamos caminar.
Para llegar a él hay que realizar un trekking de diez minutos por la selva, siguiendo un sendero de escaleras y tierra. Estaban construyendo una vagoneta para llevar a los turistas, quizás en poco tiempo esté terminada.
Si vais a Langkawi alguna vez no podéis perderos el Sky Bridge. Está suspendido por un pilón de ochenta y dos metros de altura, dejándote a cien metros del nivel del mar. Caminas con la sensación de estar en la cima del mundo, con la vista del mar, las montañas y el litoral de la isla como compañera… ¡Simplemente impresionante!

¡Feliz día! J

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