Bye, bye febrero

9:09 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Hoy no acabo de estar centrada, tengo demasiadas cosas pendientes antes del fin de semana y una resaca de frustración que arrastro desde hace unos días. Espero y deseo que la mancha negra de febrero desaparezca con la irrupción de marzo.
Suspiro. ¿Cómo no? Es una manera perfecta de exorcizar la ansiedad. Por suerte a las tres del mediodía terminaré mi jornada laboral y espero no recordarla hasta el lunes a primera hora. Uffff, meses así deberían borrarse del calendario.
Ahora mismo me siento como una tonta, he luchado, trabajado duro, lo he dado todo y sigo en la cuenta, asumiendo tareas no diseñadas para mí y llevándome solo una porción de indigestión.
He decidido aparcar los nervios y tirar millas para deshacerme de esta inquietud perturbadora que no me deja dormir. Uffff, soy excesivamente perfeccionista, demasiado… Quiero cambiar mi manera de pensar, dejar a un lado este estrés y dedicarme a otra cosa.
En la parte positiva de mi examen de ayer debo exponer la maravillosa clase de baile de ayer por la tarde. Por primera vez desde los cambios de profesores conseguí deshacerme de los pensamientos para entregarme por completo a seguir la coreografía. ¡Fue genial!
El ejercicio físico y mental que supone una clase de estas características se materializa en un remanso de paz. Por suerte es viernes, quedan pocas horas para un descanso semanal muy merecido, donde podré desconectar completamente. ¡Qué ganas!
Ayer avancé mucho con la trama de Aurora y Bruno, le inyecté un poco de tensión y dejé hilvanados unos folios muy importantes. Me encantaría presentarla a un concurso literario, estaría genial llegar a tiempo, aunque todavía me queda un trecho enorme para terminarla.
Hay instantes duros para mí, cuando eclosiona de repente la sensación de espera largamente pospuesta y olvidada. Por suerte son solo minutos, horas o a lo sumo un día, mi actual estrés laboral ayuda a caer de nuevo en ese pozo. ¡Suerte que es viernes!
Espero un fin de semana lleno de sol y alegrías, con bajadas intensas por las pistas llenas de nieve, acompañada de mi familia, con la emoción diaria de disfrutar de la serenidad del descanso. Lo necesito.
Cierro los ojos un instante para inspirar lentamente por la nariz, luego espiro retraídamente por la boca, fijándome en las plantas de mi terraza… Suspiro. Ojalá marzo sea cien veces mejor que febrero…

¡Feliz fin de semana! J

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