Felices fiestas

7:07 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Hoy será el último día de escritura en el blog hasta después de Navidad. Tengo días bastante estresantes por delante para llegar al jueves y no tendré casi tiempo para pensar temas.
Este año apenas tengo la cabeza preparada para las fiestas, no me hago a la idea de que la Navidad ya está aquí. Quizás necesito una dosis de realidad para centrarme en el ahora, por eso he dejado de escribir y me he bajado un libro al Kindle, dispuesta a sumergirme en sus páginas durante horas.
Regalar libros es una buena opción, la lectura siempre consigue llenar los instantes de ilusiones y sentimientos, llevándote lejos para vivir aventuras. Es una fuente inagotable de conocimiento, una actividad que consigue sonrisas y lágrimas sin necesidad de levantarse del sofá.
Así que esta tarde empezaré el último libro de la saga Forastera, de Diana Gabaldon: Escrito en mi sangre. Los otros siete me los leí hace años de una sentada, en menos de un mes los devoré con ansia de conocer cada una de las aventuras de Clarie y Jamie.
Sé que esta historia volverá a llenarme de emociones, como las anteriores. Me apetece muchísimo quedarme las horas libres en casa con el Kindle, adentrándome en las páginas de esta novela.
Os deseo una feliz Navidad, un próspero año nuevo y un montón de ilusiones para llenar vuestros corazones.

¡Felices fiestas! J

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Creativity

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¡Buenos días! La ilusión de despertarme un viernes por la mañana es mayor cuando hoy tenemos la comida de empresa, con el clásico concurso de cocina, el amigo invisible por la tarde y la cena con los compañeros.
Este año el concurso es sobre postres navideños, puede ser muy interesante… Llevamos unos días preparando el nuestro en la oficina, a ver cómo queda al final.
Me apetece muchísimo pasar el día acompañada de personas fabulosas, seguro que acabaremos tarde y contentos, con un sinfín de anécdotas para conservar en la memoria.
Avanzar en el calendario con la presencia de personas en mi día a día es agradable. Mi visión de la amistad dista muchísimo de la habitual. Normalmente prefiero pasar las horas libres creando mundos imaginarios en vez de salir por ahí, es mi lugar privado, uno donde cada uno de los personajes consigue hacerme vibrar.
Los viernes acostumbro a cenar fuera con mis hijos y mi marido. Adoro esas cenas familiares, los momentos de cercanía, compartir con ellos algunos momentos de la semana, aunque mi mente a veces se queda enredada en una escena o en un diálogo.
Soy diferente, siempre lo he sido. De niña me acarreaba problemas, era incapaz de entender mi hiperactividad cerebral, la necesidad imperiosa de imaginar y crear, de vivir aventuras fuera de la realidad. A veces me costaba disociar los sentimientos inventados de los reales.
En la adolescencia carecía de medidas para encuadrar el puente que unía mis dos mundos y cometí demasiadas tonterías, sin ser consciente de la realidad. Las historias me invadían, me ahogaban, me llenaban de imágenes la cabeza y necesitaba darles salida de alguna manera, explorarlas, sentirlas.
Muchas mañanas me quedaba dentro de la cama en silencio para explorar cada una de mis ideas, lejos quedaron las tardes en Calella, sentada en mi roca frente al mar con un cuaderno Enri en la mano. La maldita dislexia impidió que me creyera capaz de continuar escribiendo, las libretas se habían quemado en una verbena de San Juan y seguía llevando en secreto mi pasión.
Hubo una época en la que maldecía cada día la inspiración, pero el tiempo me ha traído la posibilidad de explorarla hasta sus confines para darle forma en el papel en forma de historias llenas de instantes increíbles. Soy fiel a mis personajes, a mis escenas favoritas, a algunas frases. Y ahora no me disgusta ser diferente, me apasiona, me llena de vitalidad y de sonrisas. Ya no maldigo, alabo el don de la creatividad que me ha tocado en suerte. Es mi mayor regalo.

¡Feliz día! J  

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Rumbo a 2016

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¡Buenos días! Apenas falta un suspiro para Navidad y todavía no me he hecho a la idea. Apenas he comprado regalos este año ni he preparado nada para las fiestas. Voy tarde…
Mi cabeza parece empeñada en darle vueltas a mil ideas y no me deja centrarme en otras facetas de la vida, es como si últimamente viviera imbuida por las novelas. Me cuesta un esfuerzo centrarme en la intendencia de casa, en cocinar, en comprar regalos navideños, en pensar en otra cosa que no sea el trabajo y las novelas.
Si sigo así me van a echar de casa…
La parte positiva es la felicidad intrínseca a esta manera de vivir. Si pudiera convertirme en una ermitaña, como los novelistas de mis fantasías infantiles, declarar la anarquía en mi rutina, dejarme seducir por las ideas y comer y dormir cuando tuviera hambre y sueño, posiblemente conseguiría una sincronía perfecta entre mi cabeza y mis actos.
 Me iría a un lugar cálido, frente a una playa de arena blanca, con la única obligación de desayunar con vistas al mar, buscar temas para las novelas, leer, escribir y soñar.
Ahora mismo cierro los ojos y vuelvo a Perhentian, siento la calidez de la brisa en la cara, la serenidad de no pasarme las horas con mil obligaciones y responsabilidades, el silencio plácido de los días perfectos, la emoción de contar con horas sin esquema.
Me muerdo el labio, suspiro y regreso a la realidad.
La casa está en silencio, solo se escucha el rumor de la ducha de mi hijo. Sonrío. No puedo quejarme de la vida que me ha tocado en suerte, tengo mil momentos mágicos en mi haber, una familia increíble y un sinfín de historias contadas y otras tantas para contar.
Pronto tocará hacer balance del año, ponderar cada instante y fijar propósitos para encarar 2016 con una sonrisa. Mi premisa es clara: seguir feliz. Porque la felicidad es un estado mental, una decisión, un reflejo de la manera de afrontar cada segundo. Y yo abogo por ser feliz, por sonreírle a los malos momentos y por no desperdiciar ni una gota de mi ilusión pintando futuros inalcanzables.
Prefiero vivir el presente con emoción que desear imposibles.
¡Feliz día! J



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¿Letras o números?

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¡Buenos días! Hoy me levanto con mucha energía positiva y ganas de comerme el mundo. Diciembre es un mes lleno de cierres, planificaciones, cenas, comidas, regalos invisibles…
Me encanta hacer presupuestos, informes para ver los beneficios de cada área de negocio, ver cómo los números cuadran y tomar decisiones respecto a distribuciones, márgenes, futuras planificaciones. Soy una mujer dual. Números y letras, ambos mundos me apasionan de manera diferente.
Contar, colocar cifras en los mil Excels que tengo abiertos a la vez en el ordenador, combinarlas para ver dónde estamos y, sobre todo, hacia dónde nos encaminamos es una tarea creativa, aunque a priori no lo parezca. Se necesita trazar cada informe con un propósito claro y saber cómo disponer cada cifra para que un control cruzado demuestre nuestra falta de recursos o el excedente.
Si pudiera elegir realizar solo una parte de mi trabajo para siempre sería esta, la de construir los informes y cuantificar las desviaciones para encontrar una solución a los números negativos o a los demasiado positivos.
Siempre me han fascinado las matemáticas, las encuentro increíbles, tienen  magia. Cuando combinas las cifras correctas consigues una carambola y tomas decisiones acertadas, si puedes construir un buen cuadro de mando para distinguir las unidades de negocio que funcionan y las que son un lastre tienes una mayor objetividad a la hora de invertir esfuerzos en una en concreto.
Durante estos últimos años no he dejado de explorar nuevas maneras de mejorar mi trabajo y he aprendido muchísimo. Valoro muy positivamente ser capaz de buscar herramientas en la red o acudir a mis compañeros de oficina para descubrir algo tan útil como la función SUMAR.SI del Excel.
Si ahora me dieran a escoger entre las letras o los números no lo tendría fácil, porque ambas opciones me llenan de sonrisas. Cuando comparo los resultados del seguimiento presupuestario con el PYG y cuadra, me emociono. Cuando mi cuadro de costes llena el presupuesto sin perder ni una coma y el resultado a fin de año es el esperado, vibro.
¡Feliz día! J


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Libre de cadenas

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¡Buenos días! La senda de la esperanza es feliz cuando consigues sonreír con cada recodo, sin perder la ilusión en las curvas ni al sortear obstáculos. A veces cuesta ver la luz dentro del túnel o encontrar una salida a una situación determinada, pero cuando consigues iluminar tu vida nunca más te envuelve la negrura.
No es fácil cambiar la percepción de las cosas cuando se lleva una vida con deseos determinados, pero es liberador al lograrlo, un soplo de aire fresco que te llena de emoción y consigue arrancar para siempre la visión obtusa de la vida.
Renunciar a los sueños para redimensionarlos nunca es grato, pero una vez has dejado de lado los nubarrones y consigues ver el sol la manera de encarar los días es distinta, con una felicidad intrínseca en cada instante, un colorido vivo y un sinfín de momentos álgidos.
Sonreír es la clave, ver el vaso medio lleno, pensar en quien te acompaña y en el camino recorrido. A veces no puede ser, lo das todo y sigue sin poder ser, y llegas a una encrucijada donde hay dos caminos posibles: o te pasas la vida lamiéndote las heridas o cambias de manera de pensar, encuadras tus sueños en la realidad y disfrutas de lo que te ha tocado en suerte. No dejas de luchar, simplemente lo haces diferente, con la seguridad de avanzar hacia un lugar más acorde a tus posibilidades.
Es una sensación mágica, porque de repente sientes cada instante como merece, sin restricciones ni trabas, sin rencores ni frustraciones, solo con la sensación de libertad que te confiere la creatividad.
Me gusta vivir en un mundo ajeno a la realidad, uno donde las alas para volar son inmensas y me llevan a crear tramas interesantes, como mínimo para mí. Ahora escribo a la velocidad del rayo, sin más interés que vivir la aventura de mis personajes con cosquillas en el abdomen que me acompañan mientras trazo cada escena.
Llevo cuatro días dedicando cada hora libre a releer UUDC y CDTEAT. Antes, al terminar las novelas solo quería encontrarles salida en el mundo editorial, con precipitación, sin disfrutar de la lectura o de la conversación con los lectores beta. Era como si solo valiera acabarla para compartirla con los lectores y era un deseo que nunca alcanzaba.
Es increíble entender que cada lectura me ayuda a no romper los lazos con los personajes y sus vidas. He terminado dos novelas en cuatro meses y medio, las he leído varias veces y de momento solo las he mandado a una lectora, porque ahora ya no necesito darlas a conocer ni encontrar lectores, solo emocionarme al crear una vida llena de color.

¡Feliz día! J

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Sigue tus sueños

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¡Buenos días! Este fin de semana se ha llenado de ideas locas, lectura de mis dos últimas novelas y sonrisas. Mi cabeza es un ente independiente que va a su ritmo, siempre con emociones intensas al planear una nueva aventura.
Releí UUDC, en busca de errores o de una manera de mejorar aquellas partes que no me acababan de convencer, pero me encontré inmersa en la historia, con ganas de conocer cada uno de sus momentos. Terminé la corrección con una mezcla de ternura e ilusión. Me faltan como mínimo ds vueltas más para terminarla.
La historia de Lúa y de Matt es más lenta que la de Julia y Zack, tiene un tono más intimista, sin la particularidad de ser un amor prohibido ni el ritmo trepidante de CDTEAT. Son dos ideas distintas, dos maneras de vibrar con un amor, sin el mismo grado de ansiedad.
Descubrí algo importante al comparar ambos manuscritos: no puedo ponderar el nivel de enganche en función de la manera en la que se desenvuelve la trama, cada personaje tiene su manera de ser y lleva el compás del romance a su manera, dándole más importancia a un tema o a otro.
Me gustan las dos. Cuando las leo me atraen por igual, aunque CDTEAT tiene un grado mayor de seducción gracias a la personalidad de Julia. Sin embargo ninguna vale más que la otra, en la romántica adulta hay más información personal de los personajes y conversación más acorde con su edad.
Cuando escribo a la velocidad de los últimos meses siento una conexión con las historias más allá de los límites conocidos, me absorbe la necesidad de escribir, como si no existiera nada más. Soy capaz de pasarme más de siete horas seguidas frente al ordenador, sin sentir la necesidad de comer, respirar o hacerle caso a mi familia. Si me hablan gruño, porque rompen mi estado de inspiración.
Se deben seguir nuestros sueños, nos lleven donde nos lleven. De joven los situé en una cúspide demasiado elevada para mí, la vida me ha mostrado donde quedan esas aspiraciones. No me daba cuenta de cuáles eran de verdad mis sueños, no era capaz de vislumbrar la fuerza de la creación, la emoción de darle vida a las historias en el papel, de vibrar con cada escena.
El tiempo me ha enseñado la verdadera naturaleza de mis sueños, la maravillosa genialidad de darles vida en forma de novelas, de sentirme seducida por la ansiedad de descubrir el camino de los personajes y de ahondar en su mundo durante un tiempo.
Tengo una nueva idea, una nueva novela que se gesta en mi interior. Es precioso sentir la magia de la creación.

¡Feliz día! J

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La magia de la creación

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¡Buenos días! A veces tengo la impresión de que el tiempo corre demasiado rápido, como si no lo pudiera detener en ningún instante y me faltaran horas para acabar llevar al papel las mil ideas que mi cabeza teje sin cesar.
Me encantaría tener el poder de Hiro Nakamura en la serie Héroes y detener los instantes para observar desde todos los ángulos la escena para luego darle vida en un papel.
Uno de los retos de la escritura es ponerse en la piel de un personaje y sentir diferente a como lo haría yo en situaciones determinadas. Construir sus caracteres es increíble, porque a veces toman las riendas de la escritura y se amotinan contra mis percepciones.
La personalidad de cada personaje es un misterio para mí al iniciar la narración. Normalmente tengo un título, una vaga idea de qué quiero escribir y cosquillas en la piel. Normalmente la trama fluye al avanzar, sin encontrar obstáculos a parte de mis momentos de falta de inspiración.
No me es difícil construir una historia ni dejarla crecer en mi mente ni encontrar conexiones para hacer creíble una trama y que tenga consistencia, lo que me cuesta más es encontrar las palabras para describir cada circunstancia. Pero con el tiempo voy puliendo ese déficit.
Nunca renunciaré a explorar hasta límites insospechados la posibilidad de crear un mundo para mis personajes, de sonreír con sus ocurrencias, de vivir aventuras más allá de los límites conocidos, de suspirar durante horas al pensar en ellos.
Esa capacidad de soñar despierta es un don precioso. Desde niña soy capaz de hacer varias cosas a la vez, mi memoria suele funcionar como un catalizador y repasa constantemente lo escrito para no dejar cabos sueltos, dándole una estructura a mis ideas y ordenándolas en el papel para convertirse en una historia con lógica.
De niña me encantaba leer, me enganchaba a las tramas con una necesidad imperiosa de descubrir cada escena, como si los personajes se convirtieran en parte de mí. Era mi manera de evadirme del presente para explorar mundos lejanos y vibrar con las desventuras de otros.
Al escribir siento esa misma ansiedad, con anhelo por saber qué pasará a continuación. Por eso no utilizo esquemas ni fichas de personajes. Me gusta ese hormigueo en la piel que me insta a avanzar para averiguar cada escena a medida que suceden, como si me sorprendieran.
Esa es la verdadera magia de la creación.

¡Feliz día! J

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La aventura de escribir

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¡Buenos días! La idea de cortar la conexión con mis personajes me parece imposible. Tengo a Matt y a Lúa en la cabeza, junto con Zack y Julia. Es como si sus dos mundos me atraparan para llevarme al limbo constantemente y necesitara irrumpir en sus cuerpos para revivir una y otra vez sus historias.
Empecé UUDC el veintiocho de julio, cuatro días antes de embarcarme en un avión rumbo a Malasia. Pasé veinte días de viaje y escribí poco, pero la historia fluía con agilidad, atrapándome, presentándome una visión especial de cada escena.
Cuando aterricé en Barcelona retomé la novela con emoción, escribía a un ritmo mayor del normal, con ideas de instantes álgidos. A principios de octubre me quedé sin inspiración y me dio por ver escenas románticas en YouTube para darle consistencia a la relación entre Matt y Lúa.
Acabé con deseos de escribir y una nueva trama gestándose en mi mente. Y, como experimento, abrí una hoja de Word en blanco y tecleé el principio de CDTAT. Durante veinte días compaginé ambos manuscritos. Me marqué un ritmo para no perder el hilo de ninguna, escribía un capítulo, junto con tres o cuatro párrafos de una y luego hacía lo mismo con la otra, sin vulnerar esa rutina, a pesar de mis ansias de continuar una de las tramas en concreto.
Fue brutal. Mi cabeza parecía un hervidero de escenas, pero la experiencia no fue negativa, conseguí disociar cada una de las novelas sin problemas. Los protagonistas de cada una de ellas no podían ser más diferentes y no me costaba ponerme en su piel.
 Lúa es una mujer poco espontánea, con tendencia a controlar sus emociones y a no dejarse llevar, en cambio Julia es un torbellino que nunca se conforma con una negativa y lucha hasta el final por sus sueños. Matt es pagado de sí mismo, famoso, con éxito y un fondo tierno. A Zack le cuesta saltarse las normas y enfrentarse a los cambios.
El veintinueve de octubre puse el punto y final a UUDC, tres meses después de iniciarla y seguí con CDTEAT, sin desfallecer en la frenética escritura, dándole vueltas a los capítulos anteriores antes de avanzar, con una necesidad imperiosa de llenar folios, como si cabeza no quisiera descansar.
Y el seis de diciembre puse el The End a esta historia, con tristeza y nostalgia de aparcar ese mundo maravilloso de Zack y Julia. Cuatro meses y medio, dos manuscritos de más de doscientos folios, muchos suspiros, un sinfín de emociones y la consecución de algo mágico.
Ojalá nunca me abandone la creatividad, es un don de la naturaleza.

¡Feliz día! J  

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Inspiración al poder

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¡Buenos días! Esta semana es rara… Ya estamos a miércoles y yo tengo la sensación de empezar el lunes. Hoy me va a costar concentrarme en el trabajo, vuelvo a sentir ese cordón umbilical con la novela, como si los personajes fueran reales y me llamaran desde su mundo para vivir sus aventuras.
Al terminar una historia me quedo vacía, con una mezcla de tristeza y euforia, como si me faltara la necesidad de avanzar en la trama y me emocionara decidir el destino de los protagonistas.
Con CDTEAT me pasa algo extraño, requiero releer la novela una y otra vez para seguir conectada a ella, como si me negara a regresar a mi mundo para quedarme en el de ella, con sus instantes álgidos y otros más serenos.  
Este último mes y medio solo he pensado en Julia y Zack, era como si un torbellino creativo asolara con cualquier otra faceta de mi vida, como si necesitara avanzar en esta historia con una efervescencia intensa, como si nada importara a parte de las escenas que se sucedían sin tregua en mi mente y en la hoja del Word.
A veces me cuesta expresar en palabras esta fiebre creativa llamada inspiración. Es como si soñara despierta en un lugar lejano donde soy la dueña de varios destinos y mi mente se trasladara a él para llenar mi cuerpo de sensaciones. Me atrapa, me invade, me llena de cosquillas y de emociones. No necesito cerrar los ojos para caminar por la historia, la siento como una vibración en mi interior que crece al avanzar en el laberinto de la trama.
Para mí es la mejor parte de escribir, esta capacidad para abstraerme de la realidad para colarme en otra paralela donde soy la única capaz de darles vida a los personajes. Desde que entendí la grandeza de este proceso lo disfruto intensamente y me dejo seducir por ese puente entre el ahora y la fantasía.
La conexión con las historias me agita, palpita en mi cuerpo como si fuera una criatura que crece y se expande, llevándome al Nirvana. Al terminarlas me quedo sin la posibilidad de estirar la trama, de idear nuevas situaciones, de darle vida a las escenas una y otra vez en mi mente para vibrar con ellas, y siento un vacío, una ansiedad, una falta total de cosquillas en la piel.
Supongo que mi cuerpo se ha amotinado, porque desde que puse el punto final a CDTEAT no paro de sentirme abducida por Zack y Julia, me resisto a dejarles marchar y le doy vueltas a las escenas escritas, las releo, las reescribo, las siento…
Desde que terminé le he dado dos vueltas a la novela y me he sentido enganchada a sus páginas, con la ansiedad de seguir leyendo, marcándome metas para dejarla y superándolas para leer un avanzar más.
Es una sensación mágica.

¡Feliz día! J

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Y se terminó...

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¡Buenos días! Llevo unos días sin escribir en el blog… He estado de reposo absoluto de ordenador por una contractura cervical importante. Durante tres días solo miré películas y leí, sin caer en la tentación de escribir. Finalmente ayer me sentí mejor y retomé la novela para terminar los últimos capítulos.
Todavía me faltan unos días de tranquilidad para estar bien del todo, pero hoy me levanto con la intención de ir a trabajar, espero conseguirlo.
CDTEAT es una de mis novelas preferidas, la he terminado en un mes y medio, aunque esta noche me he dado cuenta de que necesita dos capítulos para tener un final más vivo. Mañana o esta tarde me dedicaré a darles vida y empezaré la corrección.
La experiencia de escribirla ha sido intensa. Llevo seis semanas con la emoción de avanzar, dándole vueltas a las situaciones, con una necesidad imperiosa de darles vida en el papel. Cuando cierro los ojos todavía siento la fuerza de Julia y Zack, sus momentos álgidos, su lucha por vivir libremente sus sentimientos.
Es maravilloso vivir la fuerza de un amor como el suyo, vibrar con cada palabra, con cada roce, con cada mirada. Me da muchísima pena poner FIN, dejarles en el disco duro y no ser yo quien mueva sus hilos a partir de ahora.
La magia de una novela es acabarla y pensar más allá, sin dejar para siempre a esos protagonistas que han llenado mis desvelos durante un tiempo.
A veces cierro los ojos y me imagino el después de algunas de mis obras, pinto de colores el destino de los personajes, conectándome a ellos en la distancia, con ideas para una secuela. Aunque no suelo escribirlas, porque es mejor permitir que cada lector decida cómo le gustaría el nuevo rumbo de las escenas.
Durante un mes y medio me he sentido abducida por esta historia, respiraba ideas, sentía momentos y suspiraba como una tonta enamorada de la situación de Zack y Julia. La experiencia ha sido impresionante, como si mi cuerpo se conectara en la distancia con un mundo diferente al mío.
La parte negativa ha sido mi contractura…
Ahora voy a releerla una y otra vez, a reescribir las partes que necesiten un poco de pulido, a vibrar otra vez con el avance de la trama, a dejarme seducir por la fuerza de un amor sin fronteras. Ains, ya siento el ímpetu de los párrafos atraparme, como si me llamaran en la distancia.

¡Feliz día! J

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Sensaciones de la escritura

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¡Buenos días! Hoy me gustaría hablar acerca del estado anímico necesario para estimular mi creatividad. Una conversación de ayer me hizo pensar acerca de mi conexión con las novelas, de la necesidad de sentir para escribir algo intenso y de mi falta de lazos con algunos capítulos más suaves.
La inspiración es un ente extraño y caprichoso, como mínimo la mía es así. De repente me invade y barre cualquier otra faceta de mi vida, como si quisiera dejar patente su alto grado de ideas. Durante esas épocas solo pienso en la trama, con una cálida sensación en la boca del estómago, sin darle importancia a nada más.
No soy consciente del paso de horas las mientras tecleo, me cuesta disociar cuando me siento en mi mesa del despacho, sueño despierta con escenas concretas, las escribo de mil maneras en mi mente para luego darles vida en el papel, con las emociones a flor de piel.
Mientras la narración fluye así no hay nada que me aleje de los personajes ni de sus peripecias. Normalmente tengo una escena en mente que se repite una y otra vez y escribo con la necesidad de llegar a ella con lógica. Muevo los hilos de una historia que se forma en mi interior y me invade, la plasmo en la hoja del Word con una carga emocional intensa, que a veces incluso me arranca alguna lágrima, y cuando termino el capítulo pienso, ¡Buah! ¡Vaya capítulo!
Es un hormigueo en la piel, una exhalación en la boca del estómago, un estado mental, un sinfín de sentimientos encontrados que me vapulean, como si mi mente se elevara a un lugar inalcanzable donde las ideas se convierten en un flujo constante de palabras.
   Siento, me emociono y transmito al papel cada pedacito de mi alma, como si pudiera tocar las palabras con la magia de los sentimientos. Para darle intensidad a los capítulos requiero ese grado de inspiración, es una necesidad vital.
Las novelas no pueden ser intensas desde el principio al fin o dejarían al lector exhausto. Supongo que esa es la causa de mis épocas de serenidad, sin el empuje de la creatividad elevada a la máxima potencia. En esos momentos escribo más pausada, sin la unión con el texto ni esa emoción primaria que lo llena de sentimientos.
Son silencios, capítulos serenos, sin el arrojo adictivo de los otros. Cuando los escribo pienso que no valen nada y a veces al pulir el texto los retoco, pero la mayoría de veces los dejo tal cual, porque al leer la novela completa entiendo la necesidad de unas escenas más suaves.

¡Feliz día! J

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Inventar historias

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¡Buenos días! Un día más en la vida, una mañana más, una entrada más… Cada día me levanto con la emoción de encontrar un tema interesante para escribir un folio de Word, con la emoción de ejercitarme en las letras, de sentir cómo las palabras fluyen.
Desde niña una de mis ocupaciones favoritas era la de llenar los silencios con anécdotas, dándole color a situaciones insípidas. Inventar historias era mi pasatiempo, sacarle punta a los sucesos diarios me apasionaba, era una manera de describir de viva voz.
Recuerdo mi primer escrito de verdad, una obra de teatro que sucedía en un campo de amapolas. Se me ocurrió una tarde de primavera en el pueblo donde veraneábamos. Ahora mismo soy incapaz de evocar la trama, a los quince años quemé los cuadernos con mis historias, pero tengo un vago recuerdo de esa idea, de presentarla en el colegio y de la emoción de la profesora. Conseguí que se interpretara en una función de Navidad.
Solo tenía diez años…
La imaginación es un don de la naturaleza, la capacidad de ver más allá del ahora para colorear instantes en blanco y negro. A veces cierro los ojos y me transporto a otro lugar donde mis deseos son realidades y vibro con la emoción de vivir una experiencia única.
Inventar historias es mi sino, uno grande y perfecto. Conseguir esa sincronía entre los personajes y mi realidad es una bendición que solo me regala sonrisas. Desde que entendí la grandeza de dejarme seducir por el proceso creativo la escritura solo me aporta ilusiones.
Tengo dos proyectos en mente. Por un lado darle una primera vuelta a UUDC y conseguir los silencios necesarios en una novela romántica adulta. Es un trabajo arduo, hay que reescribir, buscar instantes demasiado cargados y quitar repeticiones para agregar más acción. Por suerte tengo mi lectora beta ayudándome con esos flecos. Esas conversaciones de chat me parecen el mejor de los regalos, que a alguien le interese suficiente la novela como para comentarla conmigo durante horas, en busca de los fallos, me llena muchísimo.
Mi segundo proyecto es terminar CDTEAT. Esta novela ha pasado por varias fases y ahora está en una difícil. Supongo que tarde o temprano recuperaré la conexión con ella y podré dotarla de esa energía del principio. De momento he decidido avanzar, dejar la historia hilvanada para corregir después.
Hoy me levanto con deseos de darle un empujón a los escritos, de ir al despacho con la energía necesaria para terminar todas las tareas impuestas.
¡Feliz día! J

   

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Dulces recuerdos

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¡Buenos días! Los lunes me cuesta levantarme de la cama cuando suena el despertador, me quedaría durante horas entre las sábanas dejando vagar mi imaginación con un libro en las manos o escribiendo sin parar. Pero la realidad impone levantarse sin hacer ruido, desayunar y encender el ordenador para compartir con la blogosfera un retazo de mi día a día.
Se acerca la Navidad, cada día parece más próxima, como si quisiera dejar patente su deseo de llenarnos de luz y de momentos. Este fin de semana empecé a realizar mis compras, aprovechando los descuentos del Black Friday. En algunos casos valió la pena, en otros decidí esperar porque la cola no merecía la pena.
Ayer celebramos el cumpleaños de mi madre en familia. Es maravilloso reunirnos cada domingo, con la emoción propia de construir juntos una buena relación. Entre los temas de conversación recordamos los años de tienda al lado de mis padres, cuando trabajaba con ellos y pasaba una parte de mi jornada laboral cara al público.
Hay tantas anécdotas divertidas… Diez años de atender a clientas dan para muchísimos libros, con un sinfín de historias entretenidas y de momentos. Como el día que una señora se dejó la ropa interior entre la ropa del probador o cuando entró un señor y se probó un vestido para su mujer y salió un segundo a la tienda en tanga…
A veces no nos damos cuenta de la importancia de nuestro bagaje y apenas prestamos atención a momentos concretos del pasado. No nos paramos a analizar que ahora somos alguien condicionado por esas vivencias.
A mí la vida me ha llevado a un momento dulce. Atender al público me enseñó a tratar a la gente con mayor amabilidad, a sonreír ante las adversidades y a dejar a un lado mi carácter un poco exaltado a veces. Entender que nunca me convertiría en la escritora de éxito soñada me ha ayudado a vencer la ansiedad y a disfrutar de la creación, sin ver más allá.
Me niego a olvidar el camino zigzagueante que me ha traído hasta aquí, los deseos de convertirme en quien no me tocaba, la intención de llegar a una cúspide demasiado elevada para coronarla. Evocar esos momentos me ayudan a sortear los días incómodos y a encontrar la sonrisa feliz de cada día, con la emoción de ser parte de algo maravilloso.
No olvidar significa quedarse con lo bueno, con las enseñanzas positivas de cada situación para aprender de ellas y no dejar nunca de evolucionar hacia un estadio mejor. De una mala experiencia siempre se extrae una enseñanza, algo positivo para no recaer en las mismas fauces del suceso.
Es bonito despertarse por la mañana con la casa en silencio, darle los buenos días a mi hijo y desayunar sola en la cocina, con la mente enredada en mis historias. Ser capaz de darles vida no tiene precio.
¡Feliz día! J


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Conexiones

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¡Buebos días! Este viernes es una explosión de emoción en mi vida. Deseo avanzar con Julia y Zack, pasame las horas del día tecleando, sin horarios, sin trabajo, sin más obligaciones que darle un empujoncito a la novela. Aunque no me quejo, en cuarenta y tres días he conseguido escribir noventa y dos mil palabras, ciento ochenta DINA4, cuarenta y dos capítulos… Si a eso le sumamos las cincuenta páginas finales de UUDC, puedo afirmar que este último mes y medio he batido un récord.
Esta vez me pasa algo muy curioso, voy adelante y atrás, leo, releo, escribo, reescribo y vuelvo a reescribir. Mi cabeza se ha amotinado y solo quiere rebobinar antes de avanzar un poquito más, necesita repasar trozos, buscar ideas durante la noche, retocar lo ya escrito en busca de pulir antes de terminar.
Normalmente compartimento bien mi cabeza. Cuando llego al trabajo me olvido durante horas de las novelas y rindo a tope. Ahora también lo doy todo en la oficina, pero sigo con la mente enredada en la trama, como si necesitara mantenerme conectada a ella en la distancia.
Ayer también busqué un ratito para arreglar el primer capítulo de UUDC. Mi amiga de Gilford me mandó sus comentarios y me entró el gusanito, necesitaba arreglar esos flecos que me señaló.
Tener amigas en la distancia es triste y maravilloso a la vez. Conectarse a través de las nuevas tecnologías me las trae cerca, a veces parece que nunca se han ido y puedo chatear con ellas durante horas, sin perderme ni un segundo de sus vidas.
Una en Gran Bretaña, otra en Suiza y yo en Barcelona… Dos chats abiertos casi las veinticuatro horas, a excepción del fin de semana. El sábado y el domingo apenas hablamos, solo si hay algo importante que decir. Entonces nuestro medio es el Whatsapp.
En mi juventud solo teníamos el correo postal, el teléfono fijo de toda la vida y las señales de humo… Jejeje, si conocías a alguien y se marchaba a vivir a la otra punta del mundo perdías el contacto. Tenerlas cerca cibernéticamente consigue mantenerlas aquí.
No soy mujer de muchas amigas, apenas guardo tiempo para compartirlo con mi familia. Me paso horas libres abstraída con la escritura, sola en mis mundos paralelos, sin otra distracción que dejar volar la imaginación. Solo deseo aporrear el teclado y perderme en las vidas de los personajes del momento. Es difícil mantener así el contacto con el mundo exterior. Conectarme con ellas vía chat es perfecto y me ayuda a seguir en la brecha de las historias, sin salir de casa…

¡Feliz día! J

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La magia de la lectura

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¡Buenos días! Llevo unos cuantos posts titulados «la magia de…». Es una manera de explicar las sensaciones que me acompañan al escribir, al escuchar música, al llevar los hilos de unos personajes imaginarios.
Hoy quiero hablar de algo importantísimo, de la lectura. Sin los lectores se perdería la mayor de las magias, la de transmitir las creaciones de los escritores.
Mi gusto por la lectura despertó a una edad temprana, cuando descubrí mis dificultades para leer y escribir. En mi niñez palabras como dislexia no se escuchaban demasiado y muchas veces iban asociadas a alteraciones muy graves de la lectoescritura. A mí nunca me diagnosticaron de pequeña, pero con el tiempo descubrí que una dislexia fue la culpable de impedirme leer y escribir con fluidez.
Nunca he creído en imposibles, no soy una persona que se amedrante fácilmente ante los retos y suelo darlo todo para superar las dificultades. Cuando empecé a leer y no conseguía descifrar las palabras con la rapidez requerida, decidí pasar a la acción y comprarme libros para practicar.
Fue una de las mejores ideas que he tenido en mi vida. Me pasé el resto del año devorando los libros de Los Hollister, con una necesidad imperiosa de descubrir sus peripecias. Me hipnotizaban, conseguían transportarme a un lugar lejano, donde los problemas desaparecían.
Durante años mi pasión por la lectura consiguió hacerme soñar, vibrar, reír, llorar y emocionarme. No era una niña convencional, nunca lo fui, y esta capacidad para abstraerme de la realidad me confirió alas para soñar en un futuro donde yo le diera vida a mis mundos paralelos.
Tardé muchísimos años en desligarme del miedo visceral a escribir, a pesar de mis deseos de hacerlo. Cuando era joven no existía el Word ni los correctores y la dislexia afecta directamente a la ortografía y a la expresión escrita. En BUP quemé mis cuadernos secretos, con pequeñas historias inventadas, y acepté el diagnóstico de mi profesora, la señora Vidal. Quería ser escritora, pero no tenía capacidad para hacerlo. Y me dediqué a las matemáticas, asignatura en la que destacaba.
Nunca abandoné la pasión por la lectura, era mi evasión, la única manera de caminar por un lugar lleno de magia, fantasía y un sinfín de amores, misterios y aventuras. Por las noches me rendía a las invenciones de mi cabeza antes de dormirme, les daba forma y me veía a lomos de un caballo para rescatar a mi amado, con un grupo de investigadores en busca de pistas para resolver un crimen, sola en un internado…
Sin la magia de la lectura nunca hubiera llegado hasta aquí ni tendría este blog ni me sentiría altamente satisfecha con mi vida. Escribir es lo mejor de mi día a día, me reporta sonrisas e ilusiones. Y nada de esto sería posible sin los lectores, sin los libros que se amontan en mi casa, sin compañeros de letras con deseos de compartir sus invenciones con el mundo.
¡Leer es mágico!

¡Feliz día! J  

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La magia de escribir

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer pasé el día estirada en la cama, casi sin hacer nada. Tuve un gran dolor de cabeza, de aquellos que me hacen vomitar cuando me muevo… Hoy estoy mejor, pero no bien del todo. Espero recuperarme durante el día.  Seguro que es culpa de estos cambios de tiempo tan bestias.
No escribí, no escuché música, no hice nada, solo quedarme estirada, con los ojos cerrados, a la espera de que el dolor remitiera. Por suerte a media tarde, y después de demasiada medicación, mi cabeza empezó a serenarse y conseguí abrir el ordenador para mirar los emails de trabajo y hablar con mis amigas.
Con esta última novela voy demasiado rápido, debería detenerme en algún momento para saborear la emoción creativa durante más tiempo, pero es tal el grado de implicación que tengo con la trama, que incluso me paso las noches soñando con ella.
Àlex ayer por la noche nos anunció que había pasado el examen, que ya era cinturón negro de Taekwondo. Me alegro muchísimo por él, es una gran noticia. La constancia, la perseverancia y la ilusión siempre acaban trayendo una recompensa.
A veces no se materializa como esperamos ni nos lleva a la cima de nuestras aspiraciones, pero siempre se recibe un retorno a los esfuerzos. Ayer me dijeron algo precioso, que me llegó al alma. Tras años de trabajar intensamente en las novelas, con momentos álgidos, otros ansiosos y la placentera serenidad de ahora, fue bonito escuchar que a alguien cercano le maravillara mi capacidad para crear historias en poco tiempo, historias con alma, con una lógica, con una trama bien pensada.
Me llena de felicidad una frase así, fácil y llena de emoción. Es curioso, nunca pensé que llegaría hasta aquí, a un lugar donde lo importante es compartir con mis allegados los manuscritos, escuchar sus comentarios y mejorar párrafos por chat.
Esa es la verdadera recompensa de escribir, a parte de la maravillosa sensación de la creación, de caminar de la mano de personas inventadas, de morderme el labio durante el día, suspirando, al  pensar en ellos, acompañarlos en su primer beso, en el descubrimiento del amor, de los sentimientos, de una  traición, de un cambio en su vida…
Sonrisas, lágrimas, suspiros… Es gratificante pasarse el día con la cabeza en las nubes, dándole vueltas a las situaciones imaginarias que pueblan mis manuscritos, vibrando con sentimientos ajenos.
Ojalá nunca pierda esta capacidad, es mágica.

¡Feliz día! J

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Amistad, divino tesoro

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer las visitas al blog se incrementaron hasta rozar las doscientas. Es bonito compartir con gente anónima momentos álgidos, como la consecución de algo grande por parte de mis hijos. Cada día no se llega a cinturón negro de Taekwondo ni se saca un diez en matemáticas, cuando tu nota media en esa asignatura es un cuatro.
A veces no soy capaz de pronunciar en voz alta suficientes veces el orgullo de tener cerca a personas maravillosas, de ser parte de sus vidas sin necesitar nada a cambio, de tenerles conmigo cuando les necesito.
Ayer por la tarde llegué a casa cansada de la jornada laboral. Tenía unas horas de escritura por delante, sola en casa, sin distracciones, pero mi inspiración no quería colaborar. A veces pasa, llevo treinta y ocho días abducida por la novela, escribiendo como una posesa.
Más de ochenta y seis mil palabras llevo ya…
Sin embargo hay instantes en los que me bloqueo o la historia no quiere fluir. Eso fue lo que me pasó ayer por la tarde, estaba encallada, sin ver la escena ni saber cómo llevar a los personajes al siguiente nivel.
Cuando estoy así suelo encontrar muchos fallos en lo ya escrito, me parece malo, como si mis palabras se estancaran en muchos tramos. Ayer debería haberme ido a dar una vuelta en vez de emperrarme en continuar, normalmente la inspiración regresa pronto cuando no la fuerzo, pero hacía mucho frío, no tenía demasiadas cosas a hacer fuera de casa y la idea de abandonar me daba rabia.
Releí varias veces un par de párrafos, se los envié a una de mis amigas y me dio la pista de cómo solucionar ese instante concreto, y de repente lo vi, qué pasaba a continuación, cómo conseguir la intensidad necesaria entre Zack y Julia para avanzar correctamente en su historia.
Al final escribí dos capítulos enteros y empecé un tercero, con las ideas manando con naturalidad, sin los agobios del principio.
Así que desde aquí le doy las gracias a mi amiga, sin ella muchas veces estaría totalmente perdida entre mis altibajos de inspiración. Me gusta escuchar sus críticas, aunque a veces sean duras, ver más allá de las historias, darle un giro a los momentos necesarios y caminar acompañada, con su visión práctica de la realidad.
Apreciar la amistad de las personas cercanas, no anhelar recuperar algunas relaciones perdidas en el tiempo y aprender a dar y a recibir cariño son las bases para asentar una buena compañía. Soy de las que opinan que es necesario ayudar a quien te lo solicita, intentar darlo todo y no pedir nada a cambio.

¡Feliz día! J  

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