Una piedra...

9:09 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Me ha costado mucho ponerme a escribir estas líneas, me he pasado la mitad de la noche en urgencias por un cólico nefrítico y ahora, por fin, me encuentro un poquito mejor.
Cuando me contaban lo doloroso que era no me lo imaginaba así. A ver si en pocas horas logro eliminar la piedra… Seguro que después me encontraré mejor. Esta noche me han chutado un montón de potentes analgésicos para que me relajara y al final he logrado dormir un poco. Ahora estoy metida dentro de la cama, con molestias y deseos de terminar.
Beber mucho agua ayuda, por eso me tomo tés de vainilla y de otras especies, para ayudar a la naturaleza. Dentro de una hora me harán una ecografía para ver cómo anda la cosa… ¡Espero que genial!
Ayer avancé muchísimo con la novela y después me fui con mi marido a pasear por Barcelona. Bajamos en moto hasta el inicio de las Ramblas y las recorrimos hasta el Maremagnum acompañando a los turistas que visitan nuestra ciudad.
La vivacidad de mi ciudad es perfecta para que las horas te pasen rápido. Mientras caminas rumbo al mar descubres las paraditas cambiadas hace unos años, las figuras típicas de esa parte de Barcelona, los turistas felices que se hacen una foto…
Caminamos acompañados de una agradable temperatura, con un sol de tarde que se ocultaba sobre los árboles y la brisa llena de salitre que nos mecía con su dulce movimiento. Llegamos a Colón con un helado en las manos, disfrutando del paseo.
Durante la bajada varios trabajadores nos invitaron a tomar una paella en sus restaurantes. Es curioso que te hablen en inglés en tu propia ciudad… Yo no tenía nada de hambre, eran cerca de las siete y a esa hora no cenamos, pero el resto del mundo sí.
La pasarela que cruza el mar para llevarte a las galerías comerciales estaba llena de gente de diferentes nacionalidades. A medida que avanzaba me dedicaba a observar los zapatos, las vestimentas, las compañías y las expresiones de mis compañeros de caminata.
Me encanta imaginar historias a cada una de las personas que se cruzan en mi camino. Es interesante saber que tienen una vida y que yo la puedo pintar de cualquier color.
Al final entramos en las galerías comerciales y acabamos comprándonos algo de ropa en las tiendas. Estaban a rebosar de gente, con los probadores llenos y un sinfín de colas para pagar. Pero encontramos lo que buscábamos y valía la pena esperar un poco para conseguir esas prendas.
Bueno, me voy a duchar, a ver si en pocos minutos me voy a la clínica a descubrir dónde está la dichosa piedra…
¡Feliz día! J


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