Caminar hacia lo desconocido
¡Buenos
días! ELE continúa llenando espacios en blanco en mi mente para hilvanar una
trama nueva y con matices interesantes. Me propuse experimentar con las novelas
actuales, darles un giro diferente, otorgarles la posibilidad de acercarnos a
unos personajes bien definidos y con una trayectoria atrayente.
Es
curioso que una idea inicial acabe volviéndose del revés a medida que escribo y
me documento. Ya no explico el principio a nadie hasta que está escrito, porque
luego me dedico a modificarlo en el papel para llevar a los personajes a una
trama con matices diferentes a la idea inicial.
Mi
mente funciona como un ente autónomo que apenas me deja respirar. Ahora se
dedica a bombardearme con la manera en la que Robert Richmond tomó la decisión
más importante de su vida, una que marcó para siempre su futuro y el de su hija
Júlia.
Lo
he escrito de una manera, pero ahora me doy cuenta de que esa narración
necesita unos retoques mágicos para ser perfecta. Me he metido en un berenjenal
con mucha ilusión y ganas. Seguro que de mis rocambolescas ideas sale una trama
con enganche.
Ayer
no me encontraba bien, me he pasado una semana entera con el dichoso virus de
barriga que asola a la mitad de la población, y como no tenía más remedio que
ir a trabajar me ha costado mucho deshacerme de él. Como no tenía la cabeza
demasiado colaboradora me dediqué a cocinar, a hacer mis deberes de inglés y a
curiosear en mi Web y en la agencia Lola Gulias & CO las sinopsis de mis
novelas. Jajajajaja, en todas hay secretos del pasado…
Siempre
he mantenido que los escritores tendemos a seguir unas pautas a la hora de
crear manuscritos. Los hay que tienen fijación por las parejas rotas, otros por
el amor incondicional o por las tramas oscuras o por los personajes extraños… Cada uno de nosotros tiene su marca personal, una parte de las historias que se
repite en los libros de manera distinta.
En
los míos siempre hay un presente truncado por secretos que se revelan en ese
instante. También salpico las tramas de crímenes, misterio y muchas veces avances
tecnológicos. Al principio me interesaban las organizaciones que querían acabar
con el mundo conocido, ahora no soy tan ambiciosa y me conformo con malhechores
o personas con tendencias criminales.
En
mis primeras novelas lo importante era la acción trepidante, el no dejar
respirar al lector, las tramas llenas de situaciones al límite. Me gustaba
escribir así, era intenso. A la luz del presente creo que una de las historias
más logradas fue La Baraja un
ambicioso proyecto que se quedó en dos novelas y media de las cinco que
componen la serie El Pentáculo. Pero
en el fondo le tengo cariño a todas y cada una de mis creaciones, cuando las
recuerdo siento un nexo inexpugnable con los personajes, con las situaciones,
con las tramas…
¡Feliz
día! J
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