Domar las expectativas

7:07 Pat Casalà 0 Comments

       ¡Buenos días! Hoy me despierto con pocas ganas de irme a trabajar. La reunión de ayer se esfumó en el limbo de la nada y no pude arriesgarme, con la de horas que me pasé ensayando…
       Ya sé que no puedo empezar el día con pensamientos negativos, que quedamos hace tiempo en agradecer las cosas buenas que nos envuelven y en olvidarnos para siempre de las negativas, por eso os voy a contar qué me hace feliz últimamente.
        Mi padre y mi hermana me están leyendo, ¿Sabéis la ilusión que me hace? Es genial saber que en tu familia aprecian lo que haces y te animan a seguir. Carla ya va por LMR y mi padre está con LME. Me encanta hablar con ellos de los personajes, de las ideas, de las escenas…
        Al abrir el ordenador esta mañana me he encontrado con un email que contenía un comentario genial de un lector de El Secreto de las Cuartetas. ¡Ha sido un subidón de autoestima! Para mí recibir estos correos significa muchísimo, saber que algún lector ha pasado un buen rato con mi novela me llena de emoción. ¡Gracias Francisco!
        Y sigiendo con las cosas magníficas, os diré que por fin respiro tranquila tras enviar la carta este fin de semana. Cuando me la devuelvan al fin podré contaros los cambios en mi vida, la nueva dirección que me llena de emoción. Aunque debería tranquilizarme un poco y darme cuenta de que no modifica mis expectativas ni puedo emocionarme demasiado.
       A veces vivo sensaciones a través de otros. Empezar una aventura, caminar hacia un lugar incierto cargada con ilusiones y retos, avanzar hacia un horizonte brillante únicamente armada con la experiencia y la fuerza que te confiere tu valentía… ¡Ojalá pudiera vivirlo de verdad!
       Así me sentía yo cuando empecé en la escritura, como si fuera un mundo mágico donde tocabas el cielo con las manos al estirar los brazos. Me recuerdo con las ilusiones a flor de piel, las ideas locas bailando en mi interior, la fiereza de los argumentos arrastrándome a mundos imaginarios…
        Ahora piso sobre un suelo cimentado, y si está embaldosado, mejor. Sé que los cambios pueden traer cosas maravillosas, pero necesito volver al punto donde no soñaba despierta con conseguir mis anhelos, no esperaba, no sentía que algo mágico estaba a la vuelta de la esquina. ¡Espero conseguirlo en breve!
        Los cambios me desestabilizan emocionalmente, y ahora lo hacen dándome alas para volver a soñar. Y no quiero hacerlo, no cuando no estoy segura de qué va a pasar, de si voy a seguir la última de una interminable lista, de si voy a estar ahí para avanzar. Quiero que mis expectativas se asienten en algo sólido, en una realidad, no en una emoción.
       Inspiro una gran bocanada de aire para calmar mis cosquillas abdominales, espiro con lentitud y cierro los ojos. La cola para comprar una de mis novelas se perfila despacio, con matices increíbles… ¡Uffffff! Toca regresar a mi casa e irse a la oficina…
        ¡Feliz día! J  

  

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