Aparcar la cobardía

7:07 Pat Casalà 0 Comments

      ¡Buenos días! El viernes es el mejor día de la semana, el que nos abre las puertas del descanso y nos hace sonreír. Hace un viento fuerte que arrastra las hojas de los árboles y se enreda en la terraza. Escucho su silbido como si fuera el rumor anunciador de que ha llegado la hora de mirar algunas realidades a la cara.
      El miedo a lo desconocido, a quedarse solos ante el peligro, a capear los temporales que nos asolan sin medida, a enfrentarse a un no, a veces nos frenan a la hora de actuar. Cuando le das demasiadas vueltas a las cosas y las miras desde todos los ángulos posibles es fácil descubrir qué esconden.
      Dar un paso al frente puede significar un gran esfuerzo por nuestra parte, caminar en línea recta hacia un lugar determinado, aunque encontremos piedras en el camino, es algo realmente difícil si pierdes la confianza en ti mismo. Y muchas veces es culpa nuestra, por infravalorar nuestra capacidad de aparcar la cobardía.
      ¡Qué complicados somos los humanos! Con lo sencillo que sería decir las cosas tal como se piensan, preguntar cuando toca para no quedarnos con la duda y arriesgarnos sin más… Pero siempre nos queda el poso de lo que sucederá después, el miedo a un «no» que puede significar un «se terminó».
      Siempre he pensado que la vida tiene su propia manera de asentarse y que todo llega, aunque sea tarde. Darse cuenta de algunas realidades no es fácil, igual que tomar la iniciativa y lanzarse al vacío. Y no quiero pasarme los años lamentándome en secreto por no atreverme a decir las cosas por su nombre.
       No quiero ser la última en una larga lista de prioridades ni pensar que no vale la pena luchar. No puedo continuar tragándome los pequeños inconvenientes diarios sin asomar la cabeza ni esperando a que sean los otros quienes se percaten de qué me corresponde.
       Esta semana me propuse dos cosas y de momento sigo con el miedo en el cuerpo y la falta de valentía necesaria para saltar al ring. Uffffff, no quiero quedarme sentada esperando a que los astros se alineen a mi favor, debo avanzar yo solita, así que la semana que viene agarraré el toro por los cuernos y me lanzaré de cabeza a vencer la cobardía.
      Un no puede ser gratificante si como mínimo sabes que lo has intentado…
      Bueno, tengo una jornada intensa, así que voy a ducharme y a salir zumbando para el despacho, donde me esperan un sinfín de papeles en mi mesa…
       ¡Feliz día! J

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