Al son de la superación

7:07 Pat Casalà 2 Comments

      ¡Buenos días! El sanviernes se levanta soleado y más caluroso que los últimos días. A ver si mañana nos hace sol… ¡Tengo una boda! Hace años que no me invitaban a una y ésta me hace especial ilusión, la novia es una persona maravillosa.
      Me despido de una semana laboral extraña, de aquellas en las que se acumulan las obligaciones de manera muy dispersa y es difícil llegar a todo sin estresarse. ¡Es que no soy un procesador! Más bien soy una persona normal con una capacidad de trabajo intensa, pero limitada a lo que da de sí una jornada.
     Sin embargo en el plano personal esta semana se ha llenado de buenas experiencias. Ser la autora de la semana es chulísimo, saber que tu libro interesa después de un año y medio a la venta te inyecta una dosis de autoconfianza. He conseguido desbloquear el capítulo de LDE que tenía atragantado, la balanza por fin ha llegado al peso de antes de vacaciones y ayer Alberto regresó a la clase de baile como profesor.
      No es un secreto que me gusta bailar, voy cuatro horas a la semana a ejercitar el cuerpo y soy de las que buscan retos. Es interesante tener varios profesores para probar los estilos, con Fran es un baile más aeróbico, con una música que te da alas para moverte sin tregua, siempre sonríe y nos anima con sus palabras y yo acabo completamente satisfecha de mi hora de ejercicio físico. Llevamos siete años bailando juntos y siempre nos ponemos en la misma posición, jajajajaja, el día que Fran se pone a mi izquierda nos perdemos…
      Los viernes voy a zumba. No es baile en el sentido amplio de la palabra, es más bien el aerobic que hacíamos en los años ochenta con más ritmo y un poco bailado. César es un buen profesor de esta disciplina, la clase está a rebosar de gente, no paramos ni un minuto y, a pesar de que no me encanta, he de reconocer que está bien.
      Y llegamos a Alberto. Hacía dos años que no bailaba con él, primero me caí yo y cuando estaba recuperada, él sufrió un accidente del que le ha costado un año restablecerse. Las clases de Alberto son baile con mayúscula. Los pasos son difíciles, es una persona que innova cada día y que nos hace trabajar duro con una sonrisa. ¡Me encanta! Fue gratificante ir a su clase y recordar algunos de los movimientos de antaño, descubrir que ni el tiempo ni la distancia han logrado que me olvide de cómo ejecutarlos. En la clase estábamos todas las que durante años bailamos con él, y nos emocionamos. Ya os digo siempre que los pequeños momentos son la chispa de la felicidad.
     Para mí Alberto es un ejemplo de superación. Su lesión fue importantísima, solo hace dos meses que lo operaron de ligamentos cruzados, tras un año de rehabilitación para recuperarse de una operación previa de rodilla, y ayer nos dio una clase impresionante. ¡Es increíble!

      ¡Feliz día! J

You Might Also Like

2 comentarios: