Filosofeando

7:07 Pat Casalà 2 Comments

      ¡Buenos días! Pasó el lunes… ¡Y sigo igual de tranquila y relajada! Y eso que mi hijo embarca mañana a Malta y todavía nos falta terminar la maleta. Ayer fue un día maratón: comprar la maleta, las cosas que le faltaban, preparar papeles… A ver cómo se presenta hoy…
      De momento el cielo está poco receptivo al sol, siento un poco de fresco y me queda una larga jornada de nueve horas de trabajo por delante. Pero pienso sonreír todo el día, es una de las propuestas que quiero cumplir a rajatabla. ¡Así que ahí va la primera sonrisa del día: J!
      Mañana empezarán mis quince días sin niños. Los voy a echar de menos, eso es una realidad, pero también disfrutaré de libertad sin horarios y sin obligaciones. Cuando regresen tienen un largo verano por delante en el que les toca trabajar con ahínco para empezar el año próximo con buen pie.
      Dicen que el dinero no da la felicidad. A mí me encantan los refranes populares, pero en este caso discrepo un poco. Si bien es cierto que conozco a gente con mucho dinero que es infeliz, también reconozco que hay una gran cantidad de ella que sí lo es.
     Creo que el dinero lo que aporta es tranquilidad, mientras que la felicidad es ajena a la parte material. Ser feliz es un estado de ánimo, una manera de encarar la vida con optimismo e ilusión. Y no, el dinero no consigue cambiar nuestra percepción de la realidad, aunque sí ayuda a no vivir agobiado, a no contar para llegar a final de mes, a no estresarse cuando se necesita cambiar la secadora, la nevera, el microondas…
      Mi manera de ver la vida es clara: has de ser feliz con lo que tienes y no desear lo que no puedes tener. Si sabes adaptarte a tu situación económica puedes caminar con la tranquilidad de saber dónde estás.
      El problema muchas veces viene del nivel de vida que se montan las personas que tienen mucho, la sensación de que cuanto más puedes gastar, más gastas. Entonces vuelven los agobios de no llegar a fin de mes o de no saber cómo encarar la falta de liquidez.
      Así que volvemos a lo de siempre, no es una cuestión de más o menos dinero sino de cómo lo gastamos, cuáles son nuestras prioridades y de conformarnos con una situación sin gastar lo que no tenemos…
      ¡Uffff! Me estoy poniendo filosófica… Casi que me voy a trabajar…
      ¡Feliz día! J

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