En mi sillón....

13:04 Pat Casalà 2 Comments


          ¡Buenos días! La calma y el silencio me acompañan en una mañana cálida y soleada. Desde mi sillón escucho el trino de los pájaros en el exterior, el tic-tac del reloj de pared que me regalaron mis padres una Navidad lejana y algún que otro crujido de la madera que puebla esta casa tan querida por mí.
Mi familia duerme, es muy pronto, el sueño se resiste a acompañarme más allá de las siete, por eso me he levantado y he desayunado tranquilamente, pensando, soñando, permitiendo que mi cabeza destile las ideas de la noche y planifique el día que se abre. Luego me he sentado en mi sillón, he abierto el portátil y he jugado a un par de solitarios mientras delineaba las palabras que iban a copar la entrada de hoy.
¡Me encanta el silencio y la soledad de estas horas! Se respira una calma y una tranquilidad extremas, de esas que eres incapaz de encontrar en tu vida diaria. Es como si en estos momentos el tiempo se detuviera, como si la realidad de tu vida se fundiera en la nada, desdibujándose, perdiéndose en la bruma del ayer.
Todos deberíamos encontrar un oasis de paz en medio de la tempestad en la que se convierte nuestra ajetreada vida, un lugar donde dejar atrás el estrés, las responsabilidades y las angustias durante unas horas, un reducto de serenidad, un espacio para la relajación. Porque los momentos en los que se consigue esa paz nos ayudan a encarar con mayor entereza el resto de días que componen la semana.
Aquí sentada, disfrutando de la serenidad y el sosiego que me transmite esta soledad momentánea he permitido que mi mente vagara por los recovecos del destino, que se empapara de la realidad que me acompaña, que volviera a sentir aquella llamada que toda mi vida se ha empeñado en gritar en mi cerebro.
En mi vida he tenido lugares donde mi espíritu inquieto ha encontrado la manera de  alcanzar un limbo de sosiego. A veces pienso que esa sensación de paz y tranquilidad que logro encontrar en esos espacios es lo más parecido a la meditación que mi mente va a lograr jamás. De pequeña me sentaba en una roca de Calella de Palafrugell, miraba el mar, el horizonte, el sol, el cielo azul y sentía esta fuerza que me ayuda a relajarme tanto que casi ni pienso. Ahora tengo este sillón, esta casa, este silencio.
De aquí unas horas, cuando la casa se despierte y se llene de voces, pasos y actividad se romperá el hechizo de estas horas maravillosas para descubrir que también mi realidad está llena de emociones e ilusiones. ¡Agradezco a mi sueño despertarme tan pronto y concederme estas horitas de comunión con mi yo interno!
Ya os he dicho en muchas ocasionas que creo en las señales del destino, en aquellas que te muestran un camino a seguir en algunos momentos de tu vida en los que te sientes desorientado. No siempre estamos atentos a ellas ni somos capaces de encontrarlas en medio del millón de tareas diarias a las que nos enfrentamos, por eso es importante detenernos en algunos momentos, respirar y mirar a nuestro alrededor con otros ojos menos activos y más introspectivos.
¡Quizás me caí esquiando para volver a encontrar la emoción de la escritura! Quizás necesitaba parar, desconectar, abandonar la hiperactividad de la que se nutrían mis jornadas para no abandonar y recuperar ese sueño inalcanzable que se había diluido entre esperas, desinformación, frustración y desesperanza.
Ufffffffff. ¡Qué filosófica! Acaban de bajar mis hijos, la tele está en marcha y he perdido el hilo de las elucubraciones introspectivas que he escrito arriba. ¡Retomamos la realidad!
Esta semana tengo otra entrevista y un poquito más de Los Cofres del Saber y muchas emociones por descubrir. ¡Así que no os lo perdáis!
¡Feliz domingo!

You Might Also Like

2 comentarios: