Positivizando

8:38 Pat Casalà 2 Comments

            ¡Buenos días!! Hoy debería continuar con la trama de Los Cofres del Saber, pero tengo tantas cosas en la cabeza que ni he dormido ni puedo centrarme en escribir una trama con lógica, pensad que la voy escribiendo a medida que me siento ante el teclado y que necesito un poco de claridad de mente…
            Tal como reza el título de la entrada vamos a positivizar al máximo todas las revelaciones de ayer y a aprender a ver la parte buena de todo. ¡Así que ahí voy!
            Lo primero que descubrí es el alcance de la lesión en la rodilla. Mi marido fue a buscar el resultado de la resonancia magnética y no fue muy agradable. ¡Rotura total de ligamento anterior cruzado! ¡Degeneración mucoide del menisco interno! ¡Un hematoma en el hueso! ¡Y algo en la rótula! Un saldo, vamos…. ¡Yo no puedo caerme y ya! ¡Si lo hago ha de ser rompiéndome algo! ¡Y a lo grande!
            Bueno, he de admitir que mi primera reacción fue echarme a llorar un tanto desconsolada… ¡Casi parecía una de las mujeres de mis novelas cuando mi agente me dice que son demasiado dramáticas! Y es que todo apunta directo al quirófano y a pasar una larga temporada en casa… ¡Y con lo activa que soy yo! Eso significa dejar de bailar, de esquiar, de caminar y de valerme por mí misma durante una larga temporada…
           Pero la parte positiva es que conseguiré centrarme, encontrar la manera de deshacerme de la dispersión que tengo últimamente y acabar la novela que llevo entre manos. ¡Tendré tiempo de sobras! Y si hay necesidad de volver a corregir algo de la primera parte de la serie, pues estaré por la labor.
            La segunda revelación fue que recibí un informe de lectura de La Baraja de alguien a quien le pedí una valoración total y absolutamente imparcial para poder tener otra impresión. Bueno, parece que la novela le gustó, aunque al no saber que era parte de una serie se quedó con las ganas de descubrir algunos de los misterios que se desvelan en los otros libros y al final se sintió muy decepcionado….
            Mi primera impresión fue negativa, porque menciona varias veces que le pareció una gran decepción llegar al final y no desvelar un secreto que yo dejé expresamente abierto para que quien leyera la novela se quedara con las ganas de comprar la segunda parte…. Pero como tengo unas grandes compañeras de trabajo que al verme llorar por teléfono con lo de la lesión vinieron a verme, analizamos la realidad y nos dimos cuenta de que conseguí lo que quería: intrigar lo suficiente como para que esperaran con ansia la continuación.
            Dijo que la obra estaba inacabada (normal, si la dejo toda cerrada. ¿Quién se compra la siguiente?), pero que enganchaba al lector, que la trama estaba bien construía, que conseguía intrigar de una manera notable y que estaba escrita en un estilo mejorable, pero que era fácil de leer… ¡Aunque me criticó el principio! Dijo que costaba un poco entrar en la historia…
            Así que hoy tiro los cohetes de verdad. ¡Arriba esos fuegos artificiales! Y espero que todo lo de la pierna salga bien y que la novela la compren pronto y, sobre todo, que mi cabeza deje de dispersarse y se centre en lo que se tiene que centrar.
            ¡Pasad un gran día! 

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¿Lanzamos cohetes?

8:28 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días!!!! Empieza una nueva semana cargada de trabajo, inactividad y esperanzas. ¡Quiero ser muy, muy, muy feliz! Y como la fórmula de la felicidad es algo quimérico voy a hacer de alquimista de las emociones y voy a sacar una receta perfecta para transformar mis dudas en alegrías. ¿Os apuntáis?
            Lo primero que he hecho para creerme que de verdad inicio una senda que pueda llevarme a mi menta tan ansiada ha sido enlazar mi agencia con el blog. ¡UFFFFF!! No lo había hecho antes porque todavía no veía claro que las cosas avanzaran, así que ponerlo al lado, con ese color rojo que parece un pegote, me ayuda a creerme que de verdad voy a ir de su mano.
            También he escrito algo que me cuesta un montón: ¡un resumen de las novelas no escritas! Yo, que voy dando tumbos mientras creo las tramas, que soy de las que disfrutan retorciendo las historias en cualquier momento, sin atenerme a un esquema, he tenido que ordenar todas mis ideas para dar una propuesta escrita de la serie completa. ¡Me ha costado un montón! ¡Pero lo he entregado!!!
            He continuado con mi novela, la segunda de la serie, avanzando por los laberintos de la narración, componiendo capítulos lo más compensados posible, intentando que todo aquello que pienso e ideo pase al papel en una forma adecuada.
            Y me he esforzado por darle la vuelta a todo aquello que me parecía negro. Y, sobre todo, he intentado aceptar de manera un poco menos frustrante mi situación actual. Si no queda otro remedio que pasar la semana sin caminar, sin bailar y sin moverme de casa voy a intentar sacarle el máximo de jugo al tiempo que mi rodilla me ha ofrecido.
            Combinándolo todo he encontrado una perfecta receta para deciros que estoy emocionada, feliz y con una ilusión loca para que la búsqueda de editorial fructifique con rapidez. ¡Ya podemos lanzar los cohetes! ¡Miles de fuegos artificiales! ¡Con sus tracas y todo! ¡Y brindar con Cava!!!
            También me hace mucha ilusión llevar el blog de Donatzelli y su página del Facebook. Aunque escribir novelas es mi principal deseo, cualquier cosa relacionada con aporrear las teclas del ordenador y componer escritos me encanta. ¡Ese es otro de mis deseos! ¡Dedicar todas las horas del día a escribir, escribir y escribir!
            Ayer por la tarde, después de un día disperso, lleno de dudas y un tanto ansioso (de verdad que cuando interiorizo que todavía mi escritura no es perfecta me angustia cantidad), y de enviar a la agencia el material solicitado, decidí dejar atrás la indecisión y mirar hacia delante con una nueva perspectiva. ¡Si en la agencia creen en mi trabajo, también voy a creer yo en él!
            Me puse música, cerré los ojos y recreé cada una de mis ilusiones, todas las que me acompañaban en mi mente infantil cada noche al irme a la cama. Y añadí las que he ido acumulando de mayor, aquellas en las que la cola de personas que desean una firma en su ejemplar se llena con mis amigos del blog, del Facebook, de cualquier parte del mundo que han interactuado conmigo todo este tiempo.
            Durante una hora conseguí ir serenando mis emociones, ir visualizando mis metas, ir allá donde mis deseos quisieron ir. ¡Y fue catártico! ¡Genial! ¡Emocionante! Y de momento con eso me vale.
            Así que os conmino a darme un toque de atención como ayer hizo Bea cada vez que me venga abajo y las ramas no me dejen ver el bosque. ¡Quiero conseguir mi sueño! ¡Y si yo no creo en la posibilidad de lograrlo nadie lo hará! Así que ahí voy, saltando al vacío, permitiendo que mis emociones se disparen, que mis expectativas crezcan, que la ilusión se ocupe de llenar las horas.
            ¡Sed felices! ¡Y pasad un gran día!

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¡Un nuevo reto!!!

8:38 Pat Casalà 3 Comments


            ¡Buenos días! ¡Ayer salí a la calle!!! Bueno, fui en coche hasta un restaurante japonés que nos gusta a toda la familia y comí allí. ¡Fue emocionante! Después de tantos días de encierro…. Es un restaurante de aquellos en los que pagas una cantidad fija y te van pasando platitos con comida por una cinta. ¡A mis hijos les encanta! Lo único malo es que comes tanto… ¡Todavía me duele la barriga! Jajajajaja.
            Y por la tarde chateé un rato con mi querida M. ¡Es que estás tan lejos!!! Hacía tiempo que no hablábamos más que vía mail, así que esa larga conversación por chat fue fantástica. ¡Te mando un gran saludo!
            Desde luego en la vida hay millones de momentos en los que no sabes ni cómo ni porqué encuentras tu destino en las situaciones más inverosímiles. Cuando conocí a mi marido en Mallorca descubrimos que vivíamos a cuatro calles en Barcelona, ¡pero nos tuvimos que ir a estudiar a Mallorca para conocernos! ¡Son cosas del destino!
            Ayer me dijeron que parezco un poco alicaída en las últimas entradas. Bueno, no es exactamente eso, es que en el fondo tengo un poquito de miedo de ilusionarme otra vez con lo de la novela y que al final quede en nada. Ya sé que no debería pensar así, pero es que tantos, tantos, tantos años de espera y de expectativas derrumbadas pasan factura. ¡Y está tan mal el mundo editorial! De todas maneras os prometo que a partir de ahora me voy a emocionar un poquito cada día, ¿OK?
            Voy avanzando un montón con la nueva novela y ayer me pasé varias horas terminando lo que me pidieron en la agencia. ¡Así que aproveché esas horas muertas que me regala mi rodilla!
            Por la tarde inicié también un nuevo proyecto del que estoy muy orgullosa. ¡Voy a llevar el blog de la empresa que tienen mi marido y sus hermanos! ¡Qué ilusión! Me pasé un par de horas creando el blog, su forma, los colores, la carátula, las ideas…. Luego escribí la primera entrada y la colgué en la página de Facebook Complementa tu estilo By Donatzelli y en mi perfil. ¡Y sólo en unas horas tuve 49 visitas! ¡Increíble!
            También recibí varios mensajes privados en los que me decían si iba a poder con todo: el trabajo, mi blog, el de Donatzelli,… Pero sé que sí, que voy a poder con todo, que el nuevo blog tampoco me va a ocupar tanto tiempo, mi intención es hacer una entrada semanal, y que me encantaría dedicarme sólo a eso: escribir, llevar blogs, avanzar con las novelas….
            Os invito a entrar en el blog  Complementa tu estilo By Donatzelli  y que me digáis si os gusta el diseño que he elegido, la foto para la primera entrada, la letra, todo…. ¡Y si queréis seguirme ahí también seréis bienvenidos!
            Tanto mi marido como sus hermanos trabajan muy duro para crear colecciones maravillosas que luego inundan los escaparates y llenan las calles con su colorido y su fantasía. ¡Son unos luchadores! Llevan toda la vida ofreciendo unas prendas increíbles, pensad que cada temporada, cuando voy a elegir las mías, me cuesta un montón decidirme, ¡son todas maravillosas!
            Por eso acepto con alegría el reto de tirar adelante el nuevo blog y la página de Facebook y por eso estoy tan contenta esta mañana. ¿Qué es la vida sin un reto? Así que alguna vez os iré contando cómo me va por ahí, de dónde saco la inspiración y si realmente puedo con todo.
            Y mientras tanto iré recuperando la ilusión y la alegría, la credibilidad en las editoriales y los sueños que me acompañan desde pequeña. ¡Lo primero que haré será colgar un enlace a la agencia en algún lado del blog! ¡De éste, claro!
            ¡Pasad un fantástico domingo!
   

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De los errores se aprende

9:09 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días!! ¡Parece que el frío ha llegado! O como mínimo es lo que me dicen cuando me vienen a ver y me llaman por teléfono… A ver si este fin de semana me armo de valor y salgo a dar una vuelta, ¡aunque sea con las muletas!
            Ayer me dijeron que en la entrada parecía un poco alicaída y que la noticia que daba era demasiado buena como para estar así… Pues no, no estaba triste ni nada por el estilo, sólo intentaba ser realista y transmitir exactamente los sentimientos que me produce el saber que mi novela va a empezar el largo periplo editorial.
            Evidentemente que es una buena noticia, una de aquellas por las que llevo tantísimos años luchando y que se merece un brindis, pero la vida me ha enseñado a ser precavida y a no presuponer nada. Así que dosifico un poco mi alegría y me preparo para un periodo largo sin avances.
            Y es que si tenemos en cuenta el panorama editorial, la crisis y la recesión que no paran de anunciar,… Pero no abrí este blog para ser pesimista ni para entristecer a nadie con la realidad que nos envuelve. Mi intención siempre ha sido compartir sueños, alegrías, sonrisas y momentos mágicos.
            Así que voy a dejar de tocar de pies al suelo durante unas horas y me voy a elevar hasta la cima de la montaña más alta de mis fantasías, allí donde todos aquellos sueños de infancia cobran vida y se convierten en realidad.
            Esta noche he cerrado los ojos y me he transportado allí, a un lugar mágico donde todo aquello que quería estaba al alcance de mi mano, un lugar donde sólo con alargar el brazo lograba alcanzar cualquier deseo. ¡Y ha sido una experiencia maravillosa! ¡Una de aquellas que nos puede servir de guía a la hora de aparcar nuestras inseguridades y abrazar la autoconfianza necesaria para continuar caminando con una gran sonrisa!
            Ayer tuve un día un tanto funesto, uno de aquellos en los que la confianza, la seguridad en mí misma y los cimientos que sustentan mis ilusiones se vinieron abajo. Creo que es todo producto del encierro, del dolor que tengo en la rodilla y de mi inactividad (¡es que yo necesito moverme!).
            Me cuesta mucho aceptar mis equivocaciones, en eso tengo una gran dificultad. Quizás debería exigirme menos a mí misma y caminar por una senda más relajada, permitir que las cosas no estén siempre controladas, que el destino sea dueño de los sucesos y aprender a pedir ayuda cuando lo necesito….
            Y sí, me equivoqué en algo del trabajo, y me dolió tanto que me pasé unas horas angustiada, pero esta noche, cuando me he despertado a las tres de la madrugada, he visto claro que estaba equivocada, que debía aprender de ese error y seguir pisando fuerte, sin venirme abajo.
            Entonces he recreado todas y cada una de mis ilusiones, he seguido con la mente las peripecias de mis personajes con vistas a preparar el material para la agencia, me he puesto en la piel de unas escritora editada y he conseguido ser muy feliz y despejar los nubarrones opacos de ayer.
            Cada paso en falso que se da en la vida te ofrece una nueva manera de ver la realidad, de aprender algo nuevo, de moldear tu forma de actuar. Así que mi intención es aprender de mis errores y caminar siempre hacia delante, sin perder la confianza en mí misma. Y, como soy humana, tengo mis fallos, así que la próxima vez lo haré mejor.
            Hoy he decidido tomarme el día para imaginar, para crear, para acabar de delinear las historias que conforman la saga que inicié con La Baraja. ¡A ver si el destino quiere ayudarme!
            ¡Os deseo un gran día!

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Bueno,,, ¡salté!

8:28 Pat Casalà 2 Comments


            ¡Buenos días!! Llegó el viernes… Es un día muy esperado para muchos, uno que indica el preludio de dos día de descanso en los que se toman fuerzas para regresar al trabajo cargados de energía e ilusión.
            Yo tengo ganas de volver a mi vida normal, ¡soy muy activa! ¡Ya lo sabéis! Pero intento encontrar la parte positiva de estar aquí metida, sin caminar, sin mi moto, sin mis clases de baile y dependiendo de los demás para todo. ¡Pero os prometo que sonrío y miro la vida con alegría!
            Ayer di un pequeñito salto al vacío y no impacté contra el suelo. Bien, eso quiere decir que debo apartar a un lado mi cobardía y seguir luchando por alcanzar mis sueños, aunque cada vez veo las cosas con una perspectiva más real y aprendo a esperar cualquier cosa.
            Hace años recibir un mail de la agencia en el que me aseguran que en poco tiempo vamos a iniciar el largo y esperado camino de peregrinación por las editoriales me hubiera supuesto un subidón de adrenalina y muchísimos saltos de alegría. Ahora sólo veo que es algo, un comienzo, una luz tenue al final del camino, pero entiendo que queda un largo recorrido y que iniciarlo no es sinónimo de llegar al final.
            Y no, no es decaimiento ni nada por el estilo, es tocar de pies al suelo y aprender a ser realista, cosa que me ha faltado durante demasiados años. Soñar, imaginar, desear, anhelar es algo maravilloso, pero crear constantemente expectativas y no alcanzarlas produce una frustración demasiado intensa como para seguir por ahí.
            Así que prefiero andar sobre un suelo lo más estable posible y ser consciente de la realidad. Sí, puede que algún día esté sentada tras una mesa firmando ejemplares de mi libro, también puede ser que lo vea expuesto en una estantería del FNAC como he soñado un millón de veces y que pueda dedicar todas y cada una de mis horas a escribir, crear y fantasear. Pero también puede pasar que deba seguir picando piedra o que las cosas no sean tan idílicas.
            Analizando de manera un tanto crítica la situación, extraigo que nunca llegaré a dominar bien la técnica. He estudiado, repasado, corregido, pulido y vuelta a corregir las novelas. He intentado encontrar un lenguaje fluido, una gramática correcta, un estilo adecuado, pero me siguen diciendo que le falta más, que todavía no está bien, que necesita un editing….
         ¡Ahora me iría bien la barita mágica de Harry Potter! Me encantaría tocar mi mente para que aprendiera de una vez y pudiera escribir bien, sin fallos, sin necesidad de retoques. Como mínimo para poder encontrar los errores y subsanarlos, para conseguir un material a la altura….
            De todas maneras sigo creyendo en mis historias, en mis personajes, en lo que he escrito y en lo que tengo en mente para toda la saga. Y creo que no puedo rendirme. He dado todo lo que tengo y más. He trabajado muy duro, aparcando otras muchas cosas, he intentado alcanzar esa perfección que se me pedía y he llegado hasta aquí. ¡Ojalá sea suficiente!
         Y creo que aunque me pase la vida creyendo sin que nada suceda, voy a continuar así, luchando, escribiendo, dando pasos hacia la meta, ascendiendo cada peldaño de la escalera con intensidad y emoción. ¡Aunque me encantaría que después de casi seis años con la agencia esta vez consiguiéramos alcanzar la luz!
            ¡Pasad un gran día!                  

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La verdad de Ignacio... La trama 44

8:28 Pat Casalà 2 Comments


            ¡Buenos días! El tiempo va adelantándose y poco a poco vamos llegando de nuevo al fin de semana. El ciclo vital de la semana va adelantándose en el reloj y siempre nos lleva a momentos mágicos y penetrantes.
            Ayer os prometí un trocito más de Los Cofres del Saber, así que hace unos minutos me he sentado delante del teclado y he preparado esta parte del relato. ¡Espero que os guste!
            …La historia de Ignacio me había dejado un regusto amargo, una sensación de angustia y ternura. El sufrimiento que mostraba su cara era intenso, como si la culpa lo ahogara y no fuera capaz de perdonarse por lo que pasó.
            Lo había interrogado a conciencia acerca de lo que pasó, intentando llenar las lagunas y entender exactamente cómo fue posible establecer esa conexión con alguien, una conexión que lo llevó a quemar su casa sin tener conciencia de ello, a comportarse como un títere al servicio de alguien que movía los hilos en la distancia.
            -Llevaba unos meses con el asedio de esos ojos negros -me confesó Ignacio tras muchos rodeos-. Tu padre me había enseñado cómo neutralizar esos embistes, pero yo era incapaz de centrarme del todo, requiere una fuerza mental increíble y una concertación máxima.
             Su cara, sus ojos brillantes y un tanto húmedos, todo su cuerpo tenso, me indicaban sin lugar a dudas que había algo más, algo que callaba, que lo martirizaba, que no quería compartir conmigo.
            -¿Qué te impedía concentrarte? -le pregunté casi en un susurro, presintiendo que la respuesta no me iba a gustar.
            -No quiero hablar de eso, Sara.
            Una única y cristalina lágrima se deslizó suavemente por su pálida mejilla. Ignacio cerró los párpados y tensó los músculos de la cara, apretó los labios y los puños e inspiró una fuerte bocanada de aire.
            -Necesito saberlo -tableteé yo al borde de las lágrimas-. Necesito oírlo…
            Todos mis sistemas habían descubierto la verdad, fue como si una corriente eléctrica fuera recorriendo cada átomo de mi cuerpo con una realidad que me ahogaba. Le miré con impaciencia, con anhelo, con una necesidad imperiosa de que pronunciara aquello que yo temía, aquello que yo sabía, que iba a constatar una sensación que hacía demasiados años que me acompañaba.
            -Aquella tarde habíamos discutido -empezó a hablar con los párpados cerrados, sin atreverse a miarme ni a enfocar nada más que la oscuridad-. Fue una discusión profunda acerca de tus sentimientos hacia mí, ¿recuerdas?
            Asentí con la mente en aquel instante.
            -Me dijiste que me querías -continúo Ignacio-. Que para ti era más que un amigo. Y me preguntaste si te correspondía.
            -¡Te enfadaste tanto! -exclamé recuperando aquella sensación de dolor y rabia-. Me insultaste y me prohibiste tajantemente que te quisiera. ¡Fuiste cruel y despiadado! Y luego vino el incendio, tu desaparición, los meses de búsqueda, de pérdida, de preguntarme dónde estabas y por qué me habías abandonado.
             Ignacio abrió los ojos. Estaban completamente llenos de lágrimas y desesperación.
            -Nunca me he perdonado hablarte de aquella manera, pero no podía permitirme esos sentimientos, no podía permitir que tú me quisieras ni podíamos vivir una relación normal de pareja. -Negó con la cabeza y apretó los labios-. Te habría puesto en peligro y nunca me lo hubiera perdonado.
            Acercó la mano a mi cara y rozó suavemente el índice en mi mejilla,
            -La noche del incendio acabé de darme cuenta de que todo aquello que me contó tu padre era cierto -añadió-, que no podíamos estar juntos, que debía alejarte de mí.
             -¿Mi padre te apartó de mí? -pregunté atónita…
             ¡Pasad un gran día!!!!!
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La inspiración

8:48 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! Parece que hoy me he levantado un poco más animada. Ayer tuve un montón de trabajo y estuve conectada con la oficina hasta las siete de la tarde, así que no conté con tiempo para que mi cabecita diera vueltas a la situación. Y tal como están las cosas hoy voy por el mismo camino…
            También escribí un poquito. ¡Ya voy por el folio 150 de la novela! La verdad es que después de la crisis que me tuvo completamente yerma de inspiración durante unos meses he recuperado esa capacidad de ir hilvanando la historia de una manera que me gusta y me va internando en el mundo de mis personajes.
            ¡Es tan frágil la inspiración! Para mí es un gran misterio saber cómo viene y va. Hay instantes en el que la cabeza se me llena de ideas, historias, tramas, subtramas… ¡Parece que hierva de frenética actividad! Entonces necesito dejar escapar esas ideas, plasmarlas en el papel, darles vida, si no esa ebullición explota y no me deja dormir, caminar, respirar ni pensar en otra cosa.
            Es como si todo se agolpara dentro de mí, incluso como si pudiera desplazarme con el cuerpo y los sentidos a ese mundo paralelo donde mis personajes se enfrentan a miles de situaciones impactantes.
            En esos instantes sientes el subidón de adrenalina, el deseo absoluto de escribir, la necesidad de continuar con la novela, de darle un sentido a la historia, de no parar de aporrear las teclas con un frenesí que te lleva a otra dimensión. Es algo mágico, increíble, perfecto.
            Cuando me siento ante la pantalla vacía, con el cursor parpadeando en el folio en blanco y las palabras se quedan atragantadas en la mente, siento una desazón inmensa. Necesito esa inyección de ideas que se ha quedado anclada en algún lugar indefinido y no me llega.
            Y muchas veces me pregunto porqué hay instantes en los que me pasa eso, porqué no puedo escribir siempre que lo deseo, porqué la inspiración me abandona en unos momentos y me ahoga en otros. Y por muchas vueltas que le de no logro encontrar una respuesta coherente, así que me digo que así es la vida del creador, que hay que intentar buscar la manera de sentarse cuando te viene la inspiración y de distraerse cuando se encalla.
            Una cosa sí tengo clara, tras meses de hablar con otros escritores inéditos me he dado cuenta que esto nos pasa a casi todos, que la inspiración es caprichosa, que le gusta ir moviéndose a su antojo y aparecer cuando menos te lo esperas.
            En cuanto a la entrada de ayer… Sé que tengo que tomar una decisión, que los días, las semanas, los meses y los años van sumando sin descanso y que no puedo permitir que ese caminar de las horas me absorba la ilusión de escribir, pero todavía no he encontrado la valentía, así que seguiré buscándola.
            En mi trabajo remunerado las cosas van bien, Cada día aprendo algo nuevo, estos días de inactividad he estudiado algunos aspectos legales que desconocía para ir mejorando mi manera de realizar las tareas, estoy avanzando en algo y saber que cuentan conmigo es una inyección directa de autoestima.
             Mañana toca un poquito de Loas Cofres del Saber, explicar qué pasa e ir avanzando en esa historia que nos acompaña desde hace meses, así que hoy le daré unas cuantas vueltas para traeros un capítulo equilibrado y bien medido. ¿OK?
            ¡Pasad un gran día!

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El salto al vacío

8:48 Pat Casalà 3 Comments


         ¡Buenos días! Me quedan más de diez días en casa dijo el médico… La verdad es que ahora me encantaría ser un personaje de alguna de mis novelas y tirar atrás en el tiempo para no caerme… Es que entre la inactividad física y el dolor…
            Quizás tantas horas encerrada me estén sentando algo mal. Ayer no paré de darle vueltas, vueltas y más vueltas a la situación hasta marearme. Hay muchas cosas que me han hecho reflexionar, muchas que me recuerdan que a veces la cobardía sólo sirve para esperar, esperar y esperar sin que nada dé frutos.
            ¡Llevo un montón de años esperando, soñando y creyendo! ¡Seis para ser exactos! Desde luego han sido años de trabajar duro, de idealizar la situación, de esperar a que algo maravilloso sucediera, de reuniones, mails sin respuesta, otros con respuesta, dudas, correcciones, pulidos, clases, expectativas creadas, expectativas derrumbadas, angustias, anhelos e indecisión.
            He vivido de cerca un caso similar en otro ámbito, uno en el que las largas, las esperas y los días se han ido sumando con una agonía dura y angustiosa. Cuando aguardas ante el teléfono o el mail una llamada, un correo, una contestación de algo y los días se convierten en semanas y las semanas en meses y los meses en años esa espera te consume, te destruye la credibilidad en ti mismo y te hace desesperar. A pesar de que en momentos puntuales recibas algo que te tiente a continuar esperando, una palabra, una respuesta, un compromiso...
            En el pasado pensaba que eso era cosa mía, de mi carácter inquieto e impaciente, pero si miro retrospectivamente y, ante las evidencias actuales, me doy cuenta de que esa manera de encarar la falta de respuesta a tus preguntas, la desinformación, las expectativas creadas que se van desinflando a medida que pasan los días es algo común en las personas.
            No se trata de inquietud sino de desgaste, cansancio, desilusión e incomprensión. En el caso que me ha tocado de cerca tomar una decisión salomónica ha ayudado a que las cosas caminaran hacia lo que parece buen puerto, aunque sólo el tiempo puede decirlo. Pero el hecho de plantarse, de decidir no seguir con la espera interminable de aquellas largas recibidas, con la angustia de no saber, de quedarse frente al teléfono todas las horas del día y de irse a dormir con la agonía de que no haya sonado, ha hecho que retorne un poco la calma y que las cosas se precipiten en otro sentido.
            Yo soy cobarde, ¡qué se le va a hacer! Llevo tantos años interna en esta situación que ya he perdido las ganas, la ilusión y la creencia de que vale la pena apostar por mis novelas. Soy demasiado crédula, demasiado fácil de convencer y me siento al borde del precipicio, pensando que si salto me voy a estrellar contra el suelo.
            Pero supongo que en algún momento deberé plantarme, mirar a la cara la realidad y tomar una decisión, agarrar el toro por los cuernos y saltar. Quizás sea un salto al vacío y acabe chocando contra el suelo o quizás encuentre un agarre al que asirme. ¡Nunca se sabe!
            A ver, todos aquellos que buscáis desánimo o angustia en mis palabras os diré que no es eso, que es algo más profundo y realista, que a veces las cosas necesitan cambiar para encontrar una nueva senda más recta, que muchas veces debemos aparcar el miedo a lo que hay bajo nuestros pies e intentar bajar de las nubes.
            La reflexión, el pensamiento, las ideas que fluyen y el miedo a equivocarse muchas veces ayudan a centrar los pensamientos y a tomar decisiones medidas, sopesadas y lógicas. Así que sólo pienso en voz alta, le doy vueltas a mis sentimientos, me enfrento a los hechos y encaro realidades. ¡Es la mejor terapia!
            ¡Os deseo un gran día!

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¡Qué difícil es que te lean!

8:38 Pat Casalà 6 Comments


            ¡Buenos días! A ver si hoy el médico considera que ya he hecho suficiente reposo y logro que me deje caminar sin muletas… La verdad es que lo de depender de los demás para casi todo se me ha hecho eterno. ¡Suerte que mis amigas del trabajo vinieron a verme el sábano por la tarde! ¡Y que ayer pude ir a casa de mi madre a comer! Así me he distraído.
            Me he pasado esta última semana de reposo, trabajando lo máximo que podía desde el portátil de la oficina para no retrasar las tareas y leyendo, escribiendo, descansando, pensando…
            Ayer María Martínez en su blog escribió una entrada súper interesante y bien medida acerca de algunos puntos que nos preocupan a los escritores noveles. Comparto con ella la inquietud de permitir que otros lean tus novelas, el miedo a que no les guste, las dudas que se agolpan en tu cabeza mientras el manuscrito está en otras manos. ¿Le va a gustar? ¿La va a entender? ¿Está bien escrita? ¿Le emocionará?...
            A mí me costó mucho tiempo permitir que otros me leyeran. En mi familia nadie es aficionado a la lectura, así que al principio de todo escribía a escondidas, sin compartir mis anhelos con nadie, como si fueran un preciado tesoro que sólo me pertenecía a mí.
            Un día mi marido me pescó delante del ordenador con la mirada ida, tecleando a toda potencia, cambiando de expresión, creando. Abrió la puerta del despacho de casa y me preguntó directamente qué estaba haciendo. El corazón me dio un vuelco y empezó a cabalgar deprisa, mi respiración se aceleró, el rubor fue apareciendo en mis mejillas junto a una cálida sensación que me iba apresando.
            -Nada -le contesté-. Nada, estoy buscando información para presentar un impuesto.
            ¡No coló! Me estuvo interrogando hasta que le confesé toda la verdad, todos mis anhelos reprimidos durante años, aquellas historias que luchaban por salir de mi cabeza e imprimirse en el papel, mis sueños, mis ilusiones.
            A partir de ese instante me armé de valor, imprimí las páginas que había escrito y se las di a mi padre y a mi hermana para que las evaluaran. ¡Y les gustaron! Y así fui dándoles mis avances, llenándome de autoconfianza, pensando que lo más difícil ya estaba, que era una buena escritora…
            Ellos dejaron de leerme a la segunda novela, no han sido nunca grandes lectores. Entonces me quedé sin opiniones, yo sola con el teclado y la pantalla, siempre con la duda de si era o no bueno lo que escribía. Cuando llegó mi agente volví a tener una lectora. Me armé de valor otra vez y le dejé El Secreto de las Cuartetas a una amiga, y le gustó.
            Siempre he pensado que el camino del escritor es una travesía por el desierto, un camino solitario y yermo donde sólo valen tus sentimientos, tus ideas, tus personajes. Cuando acabas el manuscrito, tras meses de intensa dedicación, te surgen todas las dudas. ¿Gustará? ¿Estará bien? ¿Le falta algo?
            Por ahora muy pocas personas me han leído, aunque últimamente he decido permitirles a quienes me lo piden que lo lean. ¿No escribimos para ser leídos?
            Me he preparado para todo. Prefiero una crítica negativa bien dicha que una mentira piadosa, porque aunque esas realidades afecten a mi ego, eso no lo puedo negar, son realidades que existen y a las que no puedo cerrar los ojos. ¡Aunque me deseo es gustar! Como el de todos, supongo…
              ¡Pasad un buen día!

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Me he despertado filosófica....

9:49 Pat Casalà 4 Comments


            ¡Buenos días! Auguro un día soleado, un tanto fresco y perfecto para caminar, tomar algo en una terraza y descansar junto a las personas importantes que conforman vuestras vidas. Aunque a mí todavía me queda un poquito para caminar libremente por las calles…
            En este blog intento cada día encontrar una chispa de optimismo para traspasar las fronteras de la destemplanza que muchos sienten en momentos puntuales de su vida. La crisis, los malos momentos, la falta de algo necesario para vivir, las absurdas necesidades que nos provoca este consumismo un tanto absurdo que nos rodea,… ¡Hay tantos instantes en los que se puede sentir frustración por la falta de algo!
            La verdad es que, mirando objetivamente, cada uno de nosotros debería ser capaz de encontrar con facilidad las razones para seguir sonriendo, para continuar en la senda feliz e ilusionada de la vida, porque si buscas los alicientes siempre los encuentras, si te propones ver el vaso siempre medio lleno así lo encontrarás en tu mente y son tus ganas y tus fuerzas lo que te va a ayudar a superar cualquier situación adversa.
            Siempre he creído que ese es el camino, no dejarse vencer por las aguas turbulentas cuando amenazan con atacar al barco que capitaneo cada día, no permitirles hacerme zozobrar, no dejar que zarandeen mi decisión ni mi sonrisa ni nada de lo que cada día me hace vibrar.
            Normalmente busco esos pequeños detalles de mi alrededor que me provocan un conato de alegría. Una sonrisa puede contener más de mil carcajadas, una mirada puede levantar el ánimo en cualquier momento, una palabra susurrada en el momento preciso, una caricia, un beso… ¡Hasta ver la alegría impresa en un rostro querido puede causar una descarga de ilusión!
            Funciona. Si te propones de verdad analizar tu entorno buscando sólo lo positivo encuentras un millón de pequeños trocitos de sonrisa en lo que te rodea y aprendes a optimizar todos los recursos de los que dispones.
            Y, si en un momento de tu vida no estás contento con lo que tienes, lucha para cambiarlo. La única persona con fuerza, energía y decisión para dar un vuelco a la situación eres tú mismo. Siempre he pensado que nunca es tarde para buscar la manera de llevar a cabo un sueño, peor sería no haberlo intentado nunca.
            La frustración que se esconde detrás de muchas personas emana de no haber encontrado la manera de capitanear el barco de su vida hacia sus propias metas. Muchas veces son metas quiméricas a las que por mucho empeño que se ponga no es fácil llegar, pero el camino recorrido nos hace más fuertes, nos conduce hacia algún lugar y nos acerca a lo que deseamos.
            Así que vamos a intentar caminar con la cabeza bien alta, encontrar una razón por la que continuar adelante y vamos a alegrarnos por lo que tenemos sin pensar en lo que creemos que nos falta, intentando cada día ganar un poquito de terreno a la destemplanza, avanzar un milímetro hacia la meta, descubrir una nueva razón por la que sonreír, aferrarnos a ese destello que emana nuestro entorno y adaptándolo para que refulja constantemente en nuestro interior.
            ¡Hoy la entrada parece sacada de un libro de autoayuda! Quizás llevo tantos días sin salir a la calle que necesito un poquito de aire fresco… Bueno, os dejo mi sonrisa, mi energía y mis ganas de vivir feliz.
            ¡Pasad un gran domingo!

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Esperanzas y felicitaciones

9:19 Pat Casalà 2 Comments


            ¡Buenos días! El sábado nos trae descanso, tranquilidad y horas familiares o con las amistades. El fin de semana es un regalo que debemos abrir lentamente para disfrutar de cada segundo sin perdernos nada, dos jornadas para no establecer horarios ni ceñirse a obligaciones laborales. ¡Así que disfrutad de ellas!
            Ayer me pasé muchísimas horas pegada al iPad, devorando literalmente una novela de María Martínez, una gran escritora inédita que en el futuro cosechará muchísimos éxitos, estoy segura. Era la segunda parte de la que leí hace un mes y me enganchó tanto que me la tuve que acabar en un día. La he felicitado en privado, pero también me gustaría hacerlo en público.
            Leer, sentir, creer, introducirse en una historia y desear conocer qué pasará a continuación es algo maravilloso, una sensación única que no con todos los libros consigues. Como escritora me interesa transmitir, encontrar la manera de imprimir en el papel aquellas emociones que me recorren. Como lectora me gusta que mi piel se erice cuando hay peligro, que las lágrimas afloren cuando la tristeza o la emoción consumen las páginas, que la rabia se apodere de mí cuando la trama así lo requiera. Y ayer eso es lo que María consiguió.
            ¡Hay tantos libros que se editan sólo por el nombre del autor! No podemos perder de vista que las editoriales son negocios que deben dar rendimientos, pero cuando leo unos libros tan buenos, tan bien escritos y tan medidos en sus tramas no puedo dejar de preguntarme porqué no hay oportunidades para todos.
            Durante años he luchado por ver mis libros en una estantería, he soñado, he trabajado duro y no cejado en el empeño de avanzar por un laberinto demasiado intrincado como para descubrir la salida. Y seguiré batallando cada día de mi vida, buscando la esperanza y la fuerza para creer en mí, sin desfallecer más que en momentos puntuales.
            Cuando hacían Operación Triunfo por la tele y ponían los castings yo lloraba desconsolada cada vez que a alguien le decían que no. Sé que os parecerá algo absurdo y sin sentido, pero ver en la tele cómo se derrumban de golpe todas las expectativas de alguien creativo e ilusionado era como verme en un espejo, como sentir que mis castillos de esperanza se derrumbaban hasta convertirse en polvo.
            Esa sensación es la que me acompaña cuando los meses y los años se suman sin avanzar, cuando mis preguntas no encuentran respuesta, cuando la incertidumbre de no saber se cierne sobre las horas y la vacuidad de las palabras. En el fondo prefiero saber, entender, conocer el camino y aprender a esperar.
            Recuerdo al principio de firmar con la agencia, tras dos años y medio de espera, siempre detrás de un mail, de una palabra, de una aceptación. Recuerdo la emoción que sentí cuando pensé que las cosas cambiaban, cuando me pidieron una foto y una biografía, cuando cada día sin falta miraba la Web para ver allí mi nombre y mi cara y cada día sin falta cerraba el ordenador sin aparecer. Un año después, tras mucho insistir, me explicaron que la política de la agencia era poner sólo los autores editados. Y entonces lo entendí, dejé de esperar y me relajé, porque tenía un sentido, una razón y no era descabellado.
            Por eso siempre he preferido una negativa a la ignorancia, una realidad tangible a una esperanza vacua, una razón que explique la situación a la espera interminable con construcciones demasiado endebles para aguantar un temporal.   
            Quizás nunca logre alcanzar mi sueño, quizás esa firma sólo fue una de esas casas de papel que aparecen en mis pensamientos, quizás una ráfaga de viento pueda asolarlas de golpe, quizás todo es un espejismo, una quimera, un mito inalcanzable. Pero yo voy a seguir creyendo, a seguir esperando, a seguir apoyando a mis compañeros de fatigas y a seguir escribiendo cada día en este rinconcito de la blogosfera.
            ¡Os deseo un sábado estupendo!

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Mientras escribo....

8:59 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! Llegó el viernes, un día mágico para todos los que están esperando los dos días de descanso…. ¡Seguro que este fin de semana os depara un gran y maravilloso tiempo con vuestras familias!!!
            Yo sigo con la pierna tiesa, ¡a ver si el lunes me quitan la venda y puedo caminar con soltura por todas partes! Aunque lo de bailar, correr y esquiar quizás tenga que esperar….
            Parece que la inactividad amuerma mis neuronas, porque no quieren de ninguna manera ponerse a trabajar del todo con las novelas. Bueno, la verdad es que adelanto todo lo que puedo con el trabajo, porque hay tantísimo que al volver no sé si tendrá suficientes horas el día para acabarlo… ¡He de cerrar año y trimestre de cinco empresas! ¡Y yo con la pata ranca!
            Bueno, lo que sí he tenido es un montón de tiempo para pensar y darme cuenta de muchas cosas. Los años van pasando sin ningún adelanto significativo en mi carrera literaria, y quizás eso también desgaste el deseo de escribir a todas horas, de pasarme el día en las nubes, de internarme en mis mundos paralelos….
            ¡Pero la esperanza es lo último que se pierde! Y por suerte tengo un trabajo, una familia, una vida y muchísimos años por delante para alcanzar la meta trazada. ¡Así que no voy a desfallecer!
            ¡Hay tantas cosas maravillosas que nos rodean! ¡Tanto por lo que luchar, vivir y sonreír! Ayer estuve escribiendo una escena romántica, una que llevaba tiempo planeando en mi cabeza y que tenía una gran importancia para mí. ¡Es tan bonito pintarlo todo de rosa durante unos momentos! ¡Sentir aquel primer beso, aquella primera caricia, aquel primer anhelo!
            Los sentimientos son algo intrínseco a los humanos, una parte de nosotros mismos y parte de la magia de la escritura y de la lectura consiste en transmitir emociones a través de las palabras, en conseguir que en el momento de escribir o de leer sientas esas cosquillas en el estómago, el estremecimiento de la espina dorsal al notar el tacto cálido de unos labios, las mariposas revoloteando en tu estómago cuando él te dice que te quiere, cuando te mira con aquellos ojos chispeantes, encendidos, llenos de amor, ternura y esperanza…
            También las frases de un libro pueden producirte terror, miedo, angustia, desesperanza,… ¡Yo he llegado a llorar leyendo y escribiendo! He llorado de ilusión, de pena, de angustia, de tristeza… Cuando escribo me nutro de mis propias emociones, de mis gestos, de mis pensamientos…
            Hay momentos en los que el personaje suspira porque yo he suspirado o que se levanta y se va porque yo estoy a punto de hacerlo o que grita porque la tensión que agarrota mis músculos desata las cuerdas vocales… Incluso a veces los que me rodean deben pensar que me falta un tornillo porque hago mohines con la boca que luego reproduzco en el folio…
            Mientras escribo se establece una simbiosis perfecta entre el personaje y yo, al igual que cuando leo una buena novela, una de esas que me hacen estremecer, sentir, desear no cerrar el libro, devorar sus páginas con auténtica devoción.
            Sigo pensando que leer es maravilloso, que a través de las páginas impresas se puede conocer mundo, soñar, alcanzar quimeras y aprender muchísimo acerca del mundo que nos rodea. Por eso voy a aprovechar las horas muertas leyendo, descubriendo nuevas aventuras, aprendiendo, vibrando…
            ¡Os deseo un día genial!
             

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¿Por qué lo recuerdo ahora? ... La trama 43

8:58 Pat Casalà 2 Comments


           ¡Buenos días!! Estamos llegando al final de la semana, de una semana un tanto aburrida, pero en la que he podido trabajar a mi ritmo, escribir y leer. ¡Y también esperar, esperar y esperar a que las cosas avancen!
            La vida a veces te trae experiencias que te hacen recapacitar y empezar a verlo todo desde otra perspectiva. ¡Se me hace muy difícil estar quieta! Y quiero bailar, caminar, conducir, salir de casa, volver a sentarme en un banco a ver pasar a la gente… En fin, ¡qué se le va a hacer!
            Os dije que hoy continuaríamos con Los Cofres del Saber, así que allá voy con Svet y sus recuerdos.
            …Svet masticó la ensalada con movimientos lentos y lejanos, como si su mente no llegara a procesar la realidad en la que se encontraba y sus músculos trabajaran de manera automática. Se había perdido por el laberinto de los recuerdos, enredada en el día del incendio, cuando estaba estirada en el suelo y la oscuridad se había ocupado de cegarla.
            La fuerza de la voz que la había poseído era brutal, sus palabras seguían resonando entre la negrura, retumbando en cada uno de sus circuitos neuronales, llenando sus pensamientos, ocupando todas sus ideas. En medio de aquellas órdenes directas y absorbentes se había ido desconectando del mundo hasta que sólo había quedado el sueño y la nada.
            Por eso al despertarse en el hospital apenas recordaba nada del incendio ni de lo sucedido ni del rescate de su Eduardo. ¿Por qué había recordado ahora? ¿Quién era el dueño de aquella voz y aquellos ojos negros y penetrantes? ¿Por qué estaba tan convencida de que su hermana era la mujer de la televisión?
            El camarero sirvió el segundo plato y una copa de vino tinto a cada uno de los comensales de la mesa. La animada conversación entre los presentes no arrancó a Svet de sus cavilaciones ni de la conexión que acababa de establecer con su pasado.
            Se giró despacio hasta encontrarse con la mirada de Eduardo, con sus ojos que se habían detenido un momento en ella. Pudo leer la preocupación en la expresión de su marido, sus preguntas calladas, su apoyo. Él le tomó la mano con suavidad para recalcarle su apoyo, Svet sintió cómo ese gesto la reconfortaba.
            Dos horas después regresaron en taxi al hotel. Svet seguía nerviosa y angustiada por haberse enfrentado a sus recuerdos. Durante todo el evento había reproducido los sucesos del pasado una y otra vez, sin detener en ningún momento la película que se proyectaba en su mente.
            En su frenético intento de encontrar alguna pista acerca del hombre misterioso que se había metido en su cabeza había desgranado cada segundo del día del incendio sin encontrar nada significativo, había vivido una y otra vez la posesión, el descubrimiento de que su hermana era la culpable del incendio, los gritos de su familia, de su incapacidad por ayudarlos, del despertar en el hospital…
            -¿Estás bien? -Eduardo la reconfortó pasando el brazo por sus hombros y atrayéndola hacia él-. Has estado toda la noche ausente.
            Svet intentó componer una sonrisa para tranquilizar a su marido.
            -Lo he recordado todo -aseveró con un tono de voz un tanto agudo-. Y sé que te parecerá una locura, pero estoy completamente segura de que nadie me golpeó, de que fue una voz la que se metió en mi cabeza y me obligó a dormir y a olvidar.
            Él la miró con una mueca interrogativa.
            -¿Cómo es posible? -Negó con la cabeza-. ¿Quién puede hacer algo así?
            -No lo sé, pero consiguió que me durmiera y que olvidara todo lo sucedido. -Svet suspiró-. Quizás la pregunta correcta sería cómo es que ahora he recordado…
            ¡Pasad un gran día! 
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Reflexiones desde el sofá

8:38 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! Mañana seguiré un poquito con Los Cofres del Saber, a ver si avanzamos por una senda adecuada….
            ¿Sabéis? Esto de estar en casa con la pierna estirada y sin casi movilidad se me está haciendo muy pesado… ¡Yo quiero ir a trabajar, bailar y no depender de nadie! Desde luego, ya podríamos tener una máquina del tiempo para rebobinar y conseguir que no me cayera….
            La verdad es que me duele la pierna cuando intento apoyarla (ya sé que no debería intentarlo, pero es que me da tanta rabia depender de las muletas…) ¡Y yo que pensaba que quizás no era nada y que en dos días volvería a bailar!
            Bueno, la parte positiva es que no me he de levantar a las seis de la mañana para tenerlo todo hecho ni he de correr todo el día de aquí para allá ni he de ocuparme de algunas cosas que me serían imposibles… Aunque como hay una serie de asuntos del trabajo que puedo gestionar desde casa intento utilizar el tiempo de la manera más productiva posible para que no me venga todo de golpe al volver.
            Además tengo horas y horas para escribir, pensar, crear y buscar información acerca de las tramas en Internet. ¡Así que no es del todo malo!
            Me han dicho que hace mucho frío, que las calles se han llenado de bufandas, abrigos, guantes, gorros… Ha nevado en muchísimos puntos de España y parece que por fin el invierno ha decidido venirse a vivir a nuestra tierra… ¡Ya era hora!
            Desde mi ventana de Barcelona puedo contemplar el cielo, las nubes, la sensación de frío que escarcha un poco las ventanas, las plantas de mi terraza ateridas, el avance del día que va cambiando de color, de textura, de forma…Todo sigue su curso, todo camina hacia el mañana, todo avanza hacia un minuto después.
            ¡Ufff! ¡Qué filosófica! Está visto que esto de la inactividad no me es provechoso. ¡A ver si me quitan esta venda de una vez y me dicen que estoy bien!!! Así volveré a ser la de siempre.
            Soy una persona inquieta, impaciente, constante y muy perseverante, por eso he seguido mi camino para llegar donde deseo, aunque las curvas intrincadas que me acompañan casi me frenan en muchos momentos… Pero sigo creyendo que la única manera de lograr algo, de prosperar, de conseguir alcanzar una meta es trabajar duro, no cejar en el empeño de intentarlo y dar absolutamente todo lo que tienes para lograrlo.   
            La verdad es que en el trabajo soy igual, muy perfeccionista, cuadro los saldos continuamente, busco maneras de ir sobre seguro, presento los impuestos antes de tiempo, intento no cometer fallos y cuando lo hago me recrimino a mí misma ese desliz. ¡Y siempre cumplo con mis compromisos! ¡Aunque me cueste un esfuerzo extra!
            Lo que me cuesta un mundo es entender a las personas que no pueden cumplir los compromisos que adquieren, que no tienen en cuenta los sentimientos de los demás, que se escudan en el estrés, en las múltiples tareas, en sus pocas horas para abarcarlo todo,… ¡Al fin y al cabo ellos han adquirido unas responsabilidades por deseo propio!
            En fin… La vida es un sinfín de ilusiones, trabajo, esperanzas, esperas y desilusiones…
            Deseo que mi camino se llene de luz y de color, que algún día pueda dedicar mis horas a lo que realmente me importa, que mis esperanzas sean fundadas y que las desilusiones se marchiten en algún lugar indefinido donde no las pueda encontrar…
            Y, como no, os deseo lo mismo para todos… ¡Pasad un gran día!!!

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¿Dónde vamos a ir a parar???

8:18 Pat Casalà 0 Comments


           ¡Buenos días! Empieza el martes con mucha ilusión, ganas de escribir y un montón de cosas que hacer aunque sea desde el sofá. ¡Y es que lo de la inactividad no va conmigo! ¡Y me cuesta un mundo esto de pasarme el día estirada sin moverme!
            Ayer leí en La Vanguardia un artículo que me dejó intranquila y con la angustia metida en el cuerpo. Hablaba acerca de los empresarios de toda la vida, con negocios de una cierta dimensión, que debido a la crisis habían ido perdiendo su patrimonio para intentar aguantar el temporal y habían acabado arruinados.
            ¡Es increíble! Si los pequeños y medianos empresarios nacionales, los de aquí que durante años han apostado por sus negocios, por crear empleo, por levantar algo propio acaban en la ruina, sin más que una pensión pequeña para ir tirando y van cerrando los establecimientos, no sólo aumentan las listas del paro, sino que engrosan las arcas de las multinacionales extranjeras y consiguen que nuestra economía nacional acabe de desestabilizarse.
            Yo creo en las empresas propias de cada región. Considero que las empresas de carácter familiar que han ido creando el entramado de la economía particular de cada una de las comunidades autónomas que forman nuestro país nos conceden una identidad y una manera de subsistencia propia, mientras que las grandes cadenas que invaden cada rincón del mundo sólo consiguen repartir sus ganancias entre unos pocos.
            Normalmente el trato en empresas pequeñas suele ser mucho más humano y cercano. Cuando el empresario está trabajando a tu lado, codo con codo, es más fácil hablar con él, entablar una relación laboral agradable y equilibrada.
            ¿Dónde vamos a ir a parar si las personas que han trabajado toda la vida para crecer y levantar un negocio ahora acaban arruinadas y con la obligación de cerrar? ¿Cuánto tiempo más va a durar esta crisis que está abriendo unas brechas demasiado amplias como para cerrarlas sin más?
            A mí estas noticias me ponen los pelos de punta. Si hemos de depender de empresarios grandes y perdemos nuestra identidad convirtiéndonos en una calcomanía de otras ciudades, plagados de las mismas tiendas, los mismos negocios y las mismas cadenas, no tardaremos demasiado en palidecer.
              Bueno, espero que tarde o temprano se encuentre una solución a esta situación, que las cosas acaben volviendo a su cauce y que siempre existan valientes con ideas brillantes para arriesgarse a abrir algo propio, algo nuestro, algo del país que aporte riqueza.
            Es importante mirar hacia delante con valentía y esperanza, buscar la ilusión en las pequeñas cosas, encontrar la esencia de cada instante y aprender a disfrutarla. Hay que continuar navegando por las aguas turbulentas que nos han tocado vivir, capear el temporal con la mayor entereza posible, levantar el ánimo y buscar una corriente que nos acerque a la calma. ¡Seguro que entre todos encontramos la manera de salir del centro de la tormenta!
            Hoy voy a creer que todo es posible, que finalmente mis sueños encontrarán la manera de materializarse en la realidad y que todas las personas que han visto cómo su vida y sus ideales se han tambaleado encontrarán el sendero que les guíe hacia una felicidad quimérica y perfecta.
            ¡Pasad un gran día!

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¡Cosas que pasan!

8:38 Pat Casalà 4 Comments


            ¡Buenos días! Empieza una nueva semana un tanto distinta a las anteriores. ¡Es la primera vez que estoy en casa por una lesión! Aunque no he podido librarme de las obligaciones matutinas que he adquirido: preparar el desayuno de los niños, el mío, la comida de Álex, despertar a Irene… ¡Suerte que mi marido me ha echado una mano!
            Bueno, hay que mirar siempre el lado positivo de las cosas, voy a tener todo el tiempo de mundo para estar en casita y alternar la escritura con ratitos ociosos. ¡Qué más se puede pedir! Hombre, si la pierna dejara de dolerme estaría muchísimo mejor….
            No he recibido noticias de nuestro anónimo, me encantaría alguna pista, ir descubriendo lentamente quién es, hacer un poquito de detective. ¡Es algo emocionante! Aunque no soy quien para privarle del anonimato…
            Ayer Sara apuntaba en el Facebook que estaría bien recapacitar sobre la existencia de personas altruistas y la de otras que pasan por el lado de un herido sin inmutarse. ¿Cuántas veces os habéis parado a socorrer a alguien? ¿Os han ayudado cuando lo necesitabais? ¿Podemos decir que en general somos solidarios?
            En mi casa siempre hemos procurado ayudar a los demás. En las pistas de esquí mis hijos son siempre los primeros que se paran a auxiliar a los accidentados, yo siempre los he alentado a que sean así, considero que es importante darles esa visión solidaria de la vida y enseñarles a que se debe ayudar a los demás.
            También aplico estas enseñanzas a la vida diaria. Si alguna vez alguien necesita ayuda en la calle, para cruzar un semáforo, si se ha caído, si ha habido un accidente,… yo suelo ayudar, pararme, auxiliar a quien lo necesita.
            La experiencia de estar tirada en la nieve, sola con mi hijo que no sabía cómo reaccionar y con un dolor intenso en la pierna, me sirvió para comprobar que muchísima gente se desliza por tu lado sin pararse ni mirarte ni preguntarte. ¡Y eso que me cogió un ataque de llorera! Sí, lo siento, me puse a llorar como una niña. ¡Es que me daba tanta rabia haberme hecho daño!
            Así son los humanos en general, así pasan por al lado de algo que no les incumbe y continúan bajando la pista sin ni mirarte. ¡Suerte que dos chicos se paparon y me ayudaron! Y dejé de llorar y empecé a comportarme como una persona con temple. ¡Os prometo que a partir de ese instante me comporté genial!
              Hace algunos años a mi marido le pasó una cosa increíble, algo de lo que muchas veces hablamos y todavía nos indigna porque fue una experiencia angustiosa para él. Debía tener unos veinticuatro o veinticinco años, ¡todavía no estábamos casados!
            Una mañana entró en una oficina de La Caixa para hacer algún tipo de operación que ahora no recuerdo y al salir se encontró con dos hombres vestidos de calle que lo agarraron con fuerza e intentaron inmovilizarlo en medio de la calle. Mi marido se resistió y empezó a pedir auxilio a los transeúntes, quienes pasaban por su lado cambiando de acera.
            Los dos hombres lo agarraron con mayor fuerza en vista de la resistencia que ofrecía mi marido y lo redujeron en el suelo sin decirle nada, sin explicarle quiénes eran ni qué querían. Mi marido iba gritando: “socorro, me quieren atracar, ¡qué alguien me ayude!”. Pero nadie se paró a auxiliarle, ni siquiera llamaron a la policía o intentaron averiguar qué pasaba, y pensad que mi marido acabó inmovilizado en el suelo y con la amenaza de una porra que uno de los hombres alzó sobre su cabeza.
            Cuando al fin dejó de resistirse los hombres lo cogieron y lo llevaron a un coche de policía que estaba a una manzana de distancia. Allí, justo en ese instante, se identificaron como agentes de la ley. ¡Me parece increíble que no lo hubieran hecho antes! Uno de ellos le pidió el DNI a mi marido mientras el otro llamaba por radio.
            -¡Perdona! -le dijo el de la radio a mi marido tras constatar que habían cometido un error-. La alarma de La Caixa ha sonado y tú eras el único cliente, así que no podíamos correr riesgos y por eso te hemos cogido. ¡Son cosas que pasan, chaval!
            Y lo dejaron ir, así, sin más, con una simple disculpa y el mal trago en la piel. ¡Parece increíble que durante el forcejeo nadie ayudara a mi marido! ¡Y que los agentes no se identificaran hasta el final! ¡Y que nadie llamara a la policía! ¡He de admitir que desde entonces no acaba de gustarme la policía!
            Bueno, hace tantos años de eso…. ¡Pasad un gran día!

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Unas cuantas respuestas

10:04 Pat Casalà 9 Comments


            ¡Buenos días!!! A ver si el sol nos acompaña en este domingo helado y un tanto distinto a como me lo esperaba… ¡Qué el sol nos ilumine y nos guíe en nuestra inspiración! A ver si me trae a las Musas y a un séquito de esperanzas y sueños…
            La verdad es que la experiencia de ayer es digna de tener en cuenta para una novela. ¡No hay mal que por bien no venga! Ahora ya sé lo que se siente cuando estás ahí tirada en la nieve y esperas a que te recojan. ¡Y lo de ir con muletas ni os lo cuento! Jajajaja, es que a mí lo de estarme quietecilla se me da un poco mal y como tengo tan poca movilidad…
            Bueno, voy a intentar hacer caso al médico y no levantarme demasiado, a ver si realmente en unos pocos días me sacan esta incómoda venda y lo olvido todo. ¡Ojalá se quede en un susto y unos días aparatosos!
            Ayer por la tarde me fui de urgencias a la Teknon para corroborar el diagnóstico de la doctora de Puigcerdà y parece que por suerte no tengo nada muy grave, así que dentro de la mala pata tuve algo de suerte y en unas semanas habré olvidado la caída y sus consecuencias.
            ¡Y pensar que llevaba años sin caerme esquiando! Mi marido me dice que ya no tengo quince años y que debería haber bajado por la azul. Si embargo yo creo que es una cuestión de mala suerte, porque la caída tampoco fue súper aparatosa, sencillamente caí mal… Y he bajado por la roja tantas veces sin problemas que no puedo achacar lo que pasó a una inconsciencia.
             Ayer estaba un tanto cansada cuando escribí la crónica del día y no pude ahondar en algunas cuestiones. Al regresar a Barcelona mis hijos y mi marido me bombardearon a preguntas en el coche y me hicieron reflexionar acerca de algunos detalles que me habían pasado desapercibidos.
            ¿Es chulo bajar dentro de una camilla? Hombre, pues no demasiado, estaba estirada con los brazos cruzados sobre el pecho, completamente tapada con unos plásticos naranjas de la propia camilla y sólo una ventana transparente sobre los ojos. ¡Suerte que me conozco la pista al dedillo! Gracias a ello pude orientarme mientras el socorrista descendía por la pista. Pero la sensación es incómoda y algo mareante.
            ¿Qué le dijiste al hombre de la camilla? Lo acribillé un poco a preguntas, pues me preocupaba un poco el descenso, pero me aseguró que no había ningún peligro, que lo hacía cada día y que nunca le había pasado nada.
            ¿Cómo era la ambulancia? ¿Muy grande? Pues la verdad es que no, que era una furgoneta un tanto pequeña donde cabía la camilla, una asiento para mi hija y la cabina del conductor y el médico.
            ¿Cómo es que llamaron a una ambulancia? El de la camilla me interrogó un poco acerca de si tenía o no seguro de pistas. Por suerte cada año tramito el del RACC Slalom que te lo cubre absolutamente todo, así que el socorrista me aconsejó que fuera en ambulancia para no mover la pierna y ser atendida antes.
            ¿Qué hiciste el rato que esperabas en la pista? Intenté bajar un poquito de culo, pero me dolía la pierna y la pista era demasiado inclinada para eso. Estaba sola con mi hijo, sin móvil y la mayoría de la gente pasaba sin pararse. Al final unos chicos muy simpáticos se detuvieron y me ayudaron. ¡Suerte que llevaban teléfono y se ocuparon de Álex! Ellos avisaron a mi marido y a los de las pistas. ¡Siempre hay gente fantástica!
            ¿Hacía frío? ¡Muchísimo! Tenía el pantalón empapado, los dedos de los pies insensibles y las manos agarrotadas. ¡Tardé toda la tarde en entrar en calor!
            ¿Tenéis más preguntas? ¡Si es así hacedlas! Os la contestaré con mucho gusto. ¡Ahora voy a tener muuucho tiempo para escribir!
            Me gustaría hablar sobre el anónimo no identificado que me dejó el comentario unas semanas atrás y que me especificó que no era M. ¿Me vas a dar alguna pista? ¡Estoy intrigada! Es que soy muy curiosa y eso de descubrir quién se esconde tras los anónimos me intriga…. ¡Así que adelante! ¡Deja un comentario con algún indicio que te delate! ¡Igual que hizo Javier al principio!
            ¡Pasad un gran día!      

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¡Qué mala pata!

18:55 Pat Casalà 3 Comments


           ¡Buenas tardes! ¡Parece que esto de irme a la montaña no me sienta muy bien últimamente! Y, es que tal como dicta el título, he temido muy mala pata. ¡Jajajaja! Es para decirlo de alguna manera….
            Bien, como este blog se trata de escribir y explicar cosas, he decidido ir desgranando los sucesos de hoy con una crónica. ¡Es que hay tanto que contar! ¡Tantas experiencias nuevas! ¡Tan mala pata! Aunque me lo estoy tomando con mucho humor, la verdad.
            ¡Vamos allá! Hoy me he despertado en Estavar, en la casa que tengo en este pueblo francés de La Cerdaña. Era temprano, pues teníamos previsto subir a esquiar y pasar el día deslizándonos por la nieve. ¡Hay que amortizar el forfait de temporada!
            La casa todavía acusaba un poco el intenso frío que nos saludó al llegar ayer por la noche, el exterior estaba a siete grados bajo cero y el interior cerca de diecisiete. He abierto los porticones del salón para observar cómo despuntaba un cielo sereno en lo alto de las cumbres. No se apreciaba demasiada nieve en el paisaje ni la posibilidad de que una tormenta la dejara para emblanquecer los parajes silenciosos y mágicos que me rodeaban.
            Mientras la casa dormía me he arrebujado el jersey y he empezado a trajinar en la cocina para preparar un buen desayuno. Mi mente ya circulaba por las pistas, con la ilusión de encontrar un día soleado y sin  resquicio de aquel molesto viento de la última vez.
            Una enorme taza de café con leche humeante ha acompañado a cuatro rebanadas de pan con tomate y jamón en dulce. ¡Qué bien sienta el café calentito de buena mañana! ¡Y qué genial es tener mi iPad para ir haciendo sudokus mientras degusto mi desayuno en absoluto silencio!
            He despertado a mi marido y a los niños a las ocho en punto, un poquito más tarde que de costumbre, y nos hemos puesto en marcha tres cuartos de hora después para enfilar hacia las pistas del Puigmal. El sol relucía claramente en las cimas para augurar un día nítido, claro y perfecto. ¡Aunque el termómetro exterior marcaba cinco bajo cero!
            No hemos encontrado demasiada circulación, parece que este fin de semana no hay demasiada gente en La Cerdaña, ni tampoco había una cantidad importante de coches en el parking, por lo que la mañana de esquí empezaba a tener muy buena pinta. ¡Además la inversión térmica ha subido la temperatura hasta un grado!
            Las primeras bajadas han sido geniales: poca gente, sol, buena nieve y los cuatro juntos, disfrutando de cada instante. Todo ha ido perfecto hasta que mi marido se ha quedado con Irene en la parte alta mientras yo acompañaba a Àlex al lavabo. En una bifurcación hemos decidido bajar por la roja en vez de la azul. ¡Es una pista que debo haber hecho un millón de veces!
            Parece mentira que le haya dicho a mi hijo: “ves despacio” y haya sido yo la que no ha hecho caso de mi propio consejo, porque cuando me he caído tras un bam sobre una placa de hielo y he escuchado el catacrac de mis ligamentos he sabido de inmediato que mi pierna derecha acababa de lesionarse.
            ¡Nunca antes me habían bajado con una camilla! Y si no llega a ser por unos esquiadores solidarios que se han parado a socorrerme todavía estaría allí tirada. ¡Y es que soy tan lista que me he ido de casa sin el móvil! Así que gracias a que he sido socorrida por unos altruistas mi hijo no se ha colapsado, hemos llamado a mi marido, me han bajado en camilla y me han subido a una ambulancia.
            Bueno, lo de la camilla ha sido un poco angustioso. Iba temblando de pies a cabeza, me había pasado unos veinte minutos esperando sentada en la nieve y tenía un frío de mil demonios. ¡Encima me dolía la pierna y me han tapado como si fuera una momia! Creo que el frío se me ha quedado en el cuerpo porque ahora estoy frente a la chimenea y sigo teniendo las manos heladas.
            ¡Vanos a mirar la parte divertida! He ido hasta el hospital de Puigcerdà en ambulancia, con la bota de esquí puesta y mi hija sentada al lado dándome la mano. Y he tenido mucha suerte, porque sólo llegar me han atendido. Parece que tengo un esguince de ligamentos y algo indefinido en el menisco. ¡Es que no acabo de entender la jerga médica!
            Me han vendado toooooda la pierna, parece que la tenga como una butifarra, y me han llevado en camilla hasta el coche. Ahora se me ha acabado el baile y el esquí para una temporadita… ¡Esperemos que sea poquito tiempo!   
            ¡Son gajes del oficio! ¡Pasad un buen día!

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7:35 Pat Casalà 0 Comments


            ¡Buenos días! ¡Se acabó la semana! ¡Unas horitas de trabajo y dos días de descanso bien merecidos! La verdad es que estoy deseando que llegue este fin de semana… ¡Chimenea, esquí, descanso, escritura y tranquilidad!
            Primero debo advertiros de que mañana empezaré la entrada con buenas tardes, si hay nieve y el tiempo acompaña iremos a las pistas a esquiar durante la mañana y no podré escribir hasta la tarde.
            El post de ayer suscitó muchos comentarios a nivel privado entre algunas de las personas que me siguen. He de daros las gracias por escribirme y seguir aquí. Si os digo la verdad esta última semana he acusado bastante el cansancio de levantarme tan pronto para no dejar a medias una promesa y también he visto cómo las visitas decrecían un poco… ¡En fin! Sigo aquí de madrugada y sigo con la misma ilusión, así que a ver si hacéis crecer de nuevo el contador de visitas…
            Siguiendo con la reflexión de ayer y, a petición de algunos lectores, haré una breve disertación acerca de aquellas personas y aquellas situaciones que han marcado de manera significativa mi vida. Es un ejercicio que todos deberíamos hacer en algún momento de nuestra existencia, uno que nos ayuda a descubrirnos por dentro y a conocernos mejor.
            De pequeña la influencia más importante fue la de mis padres y mi abuela materna. Ellos me dieron unos valores maravillosos que me han acompañado durante todos estos años.
            En la escuela mi imaginación fue la detonante de muchos episodios que me han acompañado al largo de toda la vida. En los primeros años estuve acompañada por unos amigos excelentes, unos que todavía ahora recuerdo con cariño. ¡Gracias al Facebook recuperé el contacto con una de ellas!
            Quizás, de mi época de adolescente, lo que más marcó de verdad el rumbo que tomaría mi vida fue la maldita disortografía y los comentarios insistentes de las profesoras, esos que me condenaban a no saber escribir nunca y a olvidarme por completo de mi sueño.
            Hubo muchos más momentos álgidos y muy relevantes. Hay algunos que me sirvieron para entender la vida tal y cómo es y fueron el detonante de mi cambio de forma de actuar, otros que me impulsaron a seguir adelante y otros que guardo en la memoria con un cariño especial.
            Conocer al que hoy es mi marido marcó un antes y un después. Él me ofreció una estabilidad importante, una que me ayudó en el importante proceso madurativo que me ha llevado a mi yo actual. ¡Quizás por eso a los 23 años ya estaba casada y a los 25 tuve mi primer hijo!
            La llegada de los hijos es un paso importante en la vida de cualquiera y para mí no fue diferente. Era joven, un tanto inexperta y tenía muchísima ilusión. ¡Los primeros años fueron maravillosos! ¡Y también todo lo que ha venido después!
            Los niños han cambiado muchos de mis puntos de vista, me han ayudado a entender situaciones pasadas que nunca llegué a procesar bien, me han acompañado en un cambio de personalidad paulatino en el que finalmente triunfó el deseo intenso de crear y de luchar por un sueño.
            Ellos me han ayudado a ver el prisma de la vida de colores distintos. Los hijos te enternecen, sacan lo mejor de ti. Son unas personitas que crecen contigo, que te necesitan y que te toman de ejemplo. ¡Y tú debes encontrar la manera de darles ese ejemplo!
            Ahora mis influencias siguen siendo mis padres, mi marido, mis hijos y mi sueño. ¡Aunque sigo sin haber tocado todos los instantes importantes de mi vida! ¡Quizás algún día lo haga!
            ¡Pasad un gran día!

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