De vuelta a la vida real

7:22 Pat Casalà 2 Comments


             ¡Buenos días! Hoy toca regresar a la rutina… ¡Ufff! ¡Me ha costado un poco levantarme tan pronto para no abandonar el blog! Pero gracias al aumento de las visitas que está experimentando últimamente (63 diarias de media) encuentro la energía que me falta para aguantar las maratonianas jornadas que tengo por delante. ¡Gracias una vez más por aterrizar aquí de vez en cuando!
            He dejado atrás la chimenea, las llamas, la tranquilidad de las montañas y el frío intenso de La Cerdaña para regresar a la jungla de asfalto (tal como la llama Silvia). La verdad es que una vez llegué a Barcelona ayer por la tarde ya me acomodé a la idea de no escribir demasiado y de volver a la vida rutinaria. ¡Y es que los humanos nos adaptamos a todo!
            Aunque mi mundo ideal sea el que he vivido de prestado estas pequeñas vacaciones….
            Después del comentario de José Antonio busqué el blog de Prometeo del que os hablé ayer. ¡Y es cierto! ¡Todavía existe! Como sé que muchos de los lectores del blog son inéditos en mi misma situación, os voy a poner el enlace para que podáis leer con tranquilidad los artículos de Prometeo: Miserias Literarias. ¡No tienen desperdicio!
            La verdad es que cualquier persona que entre en ese blog y descubra los entresijos del mundo literario se puede hacer una idea clara de lo difícil que es llegar a publicar las obras para un novel. ¡Casi parece una novela de ciencia ficción!
            Llevo casi diez años escribiendo e intentando cumplir mi sueño, y lo que llevo peor es cada vez que alguien me pregunta: “¿Qué? ¿Cuántos libros has publicado? ¿Tendremos uno nuevo para Sant Jordi?” ¡Buf! Es que me encantaría contestar que los he publicado todos y que para Sant Jordi saldrá un nuevo bombazo… Pero la realidad es tan distinta…
            Y sé que todos lo hacen con buena intención, pero a mí no deja de resultarme incómodo explicar lo complicado que resulta conseguir llegar a la librería. ¡Todavía recuerdo cuando mi agencia me envió el primer correo! Les había enviado la propuesta un año atrás y me habían contestado a los cuatro meses asegurando que sus plazos eran muy largos, pero que nunca dejaban de decir algo, tanto si era positivo como negativo.
            Me pasé un largo año esperando. Había momentos en los que desfallecía y lo daba por olvidado y otros en los que la esperanza me levantaba el ánimo. Y el 27 de marzo de 2007 llegó esa ansiada respuesta. No recuerdo bien el texto, lo tengo guardado en mi ordenador pequeño, pero era algo así como: “de momento todos los informes de lectura de tus novelas nos resultan interesantes, me llevo esta última a casa y te digo algo pronto”.
            Era una agencia importante, una que yo había elegido entre varias, la que yo deseaba que me representara. ¡Aquella noche me bebí una copa de Cava! Y pensad que siempre he sido abstemia, no pruebo jamás el alcohol… ¡Me pasaron tantas y tantas cosas maravillosas por la cabeza! Era como si el simple hecho de que alguien de esa talla se interesara por mi trabajo ya supusiera un éxito rotundo en mis aspiraciones.
            Quizás ese sea el error más grave que cometemos todos los noveles. De hecho, por eso ayer os nombré a Prometeo, él lo explica de manera muy clara en los artículos relacionados con las grandes agencias. Pero yo no quise creerme sus palabras, de hecho pensé aquello de: “a mí no me va a pasar eso”. ¡Pequé de autoconfianza!
            A partir de ese mail el camino ha sido bastante intrincado, la verdad. En febrero se cumplen seis años desde mi propuesta y en marzo se van a cumplir cinco de esa respuesta. ¡Y no es que hayamos avanzado mucho! Sólo hemos recorrido un mini tramo del largo sendero que conduce a la meta. Pero este mes de enero espero que las cosas cambien, que realmente podamos iniciar un nuevo recorrido y que no tardemos demasiado en ver frutos.
            ¡Feliz día!
            

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