Derrumbando castillos

7:37 Pat Casalà 4 Comments


            ¡Buenos días! Empieza otra semana más que nos acerca al final de noviembre sin que hayamos tenido tiempo de sentir demasiado frío ni de vivir con intensidad el otoño, aunque las temperaturas parecen empezar su descenso y prepararse para rebajar algunos grados en los termómetros.
            Hay momentos en la vida que te sirven para entender cuán equivocada estabas respecto a algo. Al principio reconocer tu error te duele y te deja un tanto bajo durante un tiempo, pero a medida que se suceden los días y vas asimilando la verdad reubicas tus certezas y vuelves a caminar por la vida con una nueva visión de la realidad que te envuelve, una visión más realista y cierta.
            Un pequeño gesto, una simple palabra, un solo comentario, una decisión, una mirada,… ¡Cualquier cosa puede contener una pista para que tus sentimientos se revelen y te asesten un puñetazo directo al corazón! Esa pista contiene la luz que te ha estado negada y te ilumina la verdad que se esconde en tu ceguera.
            Este fin de semana yo he tenido una de esas revelaciones, algo que me ha hecho reflexionar muchísimo acerca de uno de mis convencimientos, uno de aquellos que te da fuerza e ilusión y que te duele perder, pero que en realidad es una insignificancia que no debería influir para nada en tu felicidad.
            Aunque sé que con el tiempo todo se va asentando en su lugar, que las cosas volverán a caminar por su cauce, que es absurdo darle importancia a algo que no la tiene  y que esta sensación de pérdida que ahora tengo se irá mitigando hasta que una nueva ilusión ocupe su lugar, eso no rebaja la tristeza de descubrir tu error.
            ¡Es increíble cómo un simple hecho puede cambiar nuestras percepciones! ¡Cómo una simple palabra puede descubrir el interior de una verdad que tú mantenías con capas de credibilidad! ¡Cómo algo que a los demás les parece banal puede convertirse en un arma afilada par ti!
             Y es que muchas veces pecamos de crear mundos imaginarios alrededor de una realidad y la revestimos con nuestras propias fantasías, dotándola de una fuerza inexistente, de unas cualidades no reales y de unas creencias que nos ayudan a caminar con la cabeza bien alta y la autoestima elevada.
            Con estas palabras no quiero dar a entender que esté deprimida ni en horas bajas ni nada parecido, sólo que a veces nos hemos de enfrentar con nuestros sentimientos y lidiar con los reveses absurdos que te asesta la vida, así como sacar el velo a aquello que nos impulsa a avanzar sin ver con claridad los muros que nos rodean.
            Sé que en un par de días esta sensación habrá dejado paso a una nueva energía y que pronto recuperaré la sonrisa perdida, que es sólo una situación que me ha tocado la fibra sensible y que no deja de ser una cosa insignificante, pero eso no quita que ahora la sienta y la vislumbre.
            Esa capacidad para sentir de una manera tan intensa lo bueno y lo malo que me sucede suele ser una parte necesaria en mi escritura, algo que me ayuda a ponerme en situación cuando a los personajes les sobreviene algo tan increíble que sus reacciones han de estar a la altura, así que debo agradecer a mis emociones que me regalen estos momentos para poder aprovecharlos en mi creatividad.
            En realidad estoy segura de que todos habéis sentido en algún momento lo que os he descrito y que a veces ha sido por algo tan absurdo y sin sentido que para los demás no significa nada, pero que a vosotros os resultaba muy importante. Y lo peor de reconocer nuestro error es darnos cuenta de que todo ha sido culpa nuestra, por crear castillos en el aire, por creer lo que deseábamos, por no ser conscientes de la realidad que nos rodea y permitir que la fantasía llenara los huecos de nuestra imaginación.
            Así que hoy me he levantado con la intención de dejar atrás la apatía y de retomar la escritura que he olvidado para centrarme en ver de un tirón varios capítulos de Fringe, ¡es una buena manera de mitigar los sentimientos adversos!
            ¡Así que os prometo pasarme el día sonriendo! ¿Me vais a pagar con la misma moneda?
            ¡Pasad un gran día!

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4 comentarios:

  1. Pat!! Que criptica la entrada de hoy. Felicidades con retraso por las 10.000 visitas. Ahora a por las 100.000. Y felicidades por ser una de las pocas personas capaces de mantener sus promesas, aunque sean consigo mismas!
    Saludos!!

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  2. ¡Tienes razón, José Antonio! Pero hay momentos en los que es mejor explicar los sentimientos y guardar los hechos. ¡Es que esto es un blog público! ¡Pero me ha parecido interesante compartir mis emociones!!!
    Gracias por la felicitación. ¡10.000 visitas son una pasada! ¡Y si algún día llego a las 100.000 lo celebramos por todo lo alto!!!! ¿OK?
    ¡Un beso!!!

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  3. 8)
    y eso que tus palabras hoy me han hecho pensar en ciertas cosas que no quiero y no han contribuído mucho a darme ánimos, pero tenemos un trato, así que no voy a dejar de sonreir y voy a seguir siendo optimista.
    Besos, feliz semana!

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  4. ¡Lo siento Bea!!! ¡Ha sido un fin de semana para olvidar!!! Mañana prometo doble ración de optimismo. ¿OK?
    ¡Es que hay veces que si no dejo salir los sentimientos funestos se me comen!
    Ahora me voy a ir a bailar y no voy a dejar de sonreír, ¡palabra!!!!
    ¡UN BESO!!! 8)

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